Cangas del Narcea,

Pepe RODRÍGUEZ

La comarca suroccidental está en estado depresivo. La crisis del carbón, que se arrastra desde el verano y que cada día da un paso más hacia el fondo del pozo, ha sumido a los pueblos y villas en un estado de aletargamiento que se puede apreciar, a simple vista, en una caída de la actividad comercial, de gente en los bares. Los alcaldes de Cangas del Narcea, Tineo, Degaña e Ibias, los concejos directamente afectados por la situación de las empresas de Victorino Alonso, son conscientes de lo complicadas que están las cosas y de que se juega el futuro de sus municipios en esta batalla. Pero conservan muy escasa esperanza de que todo se solucione.

El más optimista es José Luis Fontaniella, alcalde de Cangas del Narcea por el PP. Para Fontaniella, el gobierno habría dado un giro, recientemente, a sus políticas para con el sector. «Tengo esperanzas tras la reunión de ayer (por anteayer) con el Secretario de Estado. Se ven planteamientos para la protección del carbón nacional, fomentar esto es la única forma de dar viabilidad al sector», dice.

El alcalde cangués, no obstante, sabe que la situación es muy complicada y que, aunque hay esperanza, esta está bajo mínimos. «Yo espero que no sea tarde para rectificar, que no llegue tarde el giro del gobierno. Es evidente que Victorino Alonso ha defendido sus intereses, que en este caso son contrarios a los de los trabajadores y a los de la comarca, y se ha aprovechado de las circunstancias para hacer presión. Hay que luchar por el futuro del carbón, sea éste con Victorino o con otro empresario, pero hay que hacer el carbón viable y mantener los puestos de trabajo». En Cangas del Narcea el cierre de las minas de Cerredo y Pilotuerto supondría dejar en la calle a unas 150 familias, un golpe económico que podría no soportar el concejo.

En el otro polo, el alcalde más pesimista del Suroccidente es Pepe Ron (Foro), de Ibias. Para Ron el problema principal es que no hay voluntad política de solucionar el problema: «Ni el gobierno central ni el regional hacen nada por salvar la situación, nada que no sea bla, bla, bla. Esto está mal, muy mal, pinta tan negro como el propio carbón, y es que no hay voluntad política de arreglar el problema».

Ron sabe bien lo que le espera a su concejo si la situación no se reconduce: «Ibias ya puede ir encomendándose a todos los santos. Si desaparecen los puestos de trabajo de 80 ó 90 familias, y estando como estamos, desaparece el municipio, así de sencillo».

El Alcalde de Ibias no cree que se esté dando ningún paso efectivo, «cuanto más leo sobre lo que sale de las reuniones de Madrid, menos entiendo. Aquí se han encabezonado todos, incluyendo el empresario, y cuanto más contra Alonso quiera ir el gobierno más fastidiados estamos todos».

José Ramón Feito, alcalde de Tineo, del PSOE, también cree que no hay ninguna voluntad de acuerdo del gobierno central con Alonso y eso es lo que está acabando con el sector: «El gobierno central deja expirar el plazo para pagar las ayudas a la empresa, no se puede meter carbón en las térmicas... Es un tema de voluntad política, porque tiene que haber maneras de llegar a un acuerdo con el empresario».

Feito es consciente de la polémica generada con la supuesta desaparición de 500.000 toneladas de carbón de los depósitos de las empresas de Alonso, pero entiende que ese es un tema aparte: «Que se investigue, que se le demande, lo que tenga que ser, pero eso es aparte de pagar las ayudas y no dejar caer en el sector. La única salida a esta situación es que el gobierno central recapacite, y no parece estar en ello».

En Tineo calculan que puede haber 200 familias afectadas de manera directa con el cierre de Pilotuerto y Cerredo, y unas 600 de manera indirecta. «Se nota que se retrae el consumo, es normal, llevan sin cobrar desde diciembre, con el futuro tan incierto que hay. La gente no gasta por miedo, ni ellos ni los demás», concluye Feito.

José Manuel «Pepo» Fernández, alcalde de Degaña (PP), no tiene otra palabra para definir la situación actual que «vergüenza». Degaña, al igual que Ibias, está condenada a la extinción en caso de que se acaben los sueldos de la minería. «Está todo parado. Si cierran las minas la mayoría de ellos tendrán que emigrar, no quedará otra. La gente está fatal, como es normal».

Para Fernández la solución sólo puede ser una: «Que den las ayudas a este señor y que se desbloquee la situación, porque esta comarca no puede sostenerse en este estado mucho más tiempo».