Castropol,

T. CASCUDO

No se conoce con exactitud la fecha de su nacimiento, pero sí que vio la luz en la parroquia castropolense de Piñeira. Julio Valea emigró a principios del siglo XX a Argentina donde se convirtió en una figura clave de la mafia bonaerense. Un siglo después, el también castropolense Arturo Álvarez «Tangueiro» (Lois, 1973) ha investigado y documentado la historia de su vida, en la que se acaba de convertir en la segunda novela en eonaviego que ve la luz en la comarca occidental. Lleva por título «Vida Maleva» y se presentará oficialmente el próximo viernes en Figueras.

Los mayores del lugar siempre han contado historias de este castropolense, conocido en hispanoamérica como el «gallego Julio», pues el sobrenombre de gallego se usaba para designar a los emigrantes españoles. No obstante, su vinculación al crimen organizado lastró su trascendencia pública en este lado del Atlántico.

Hace tres años Tangueiro empezó a indagar en su pasado y la investigación le ha servido además para desmitificar la vida del emigrante: «Esa visión idílica que se tiene aquí del emigrante con éxito se parece poco a la realidad, muchos de los que se marcharon fueron maltratados en Argentina, donde no querían emigrantes españoles».

La historia conocida de Julio Valea comenzó cuando su padre lo llevó al puerto de La Coruña a embarcar con rumbo a Buenos Aires. «Lo llevó tres veces y las dos primeras se escapó y volvió a casa, además la segunda llegó antes que su propio padre. Así que al tercer intento su padre pidió a los carabineros del puerto que se ocupasen de meterlo en el barco», relata Álvarez. En suelo argentino, y tras varios intentos infructuosos para lograr un trabajo digno, se inició en el mundo de la prostitución y llegó a regentar un buen número de prostíbulos en la capital bonaerense.

A un largo historial delictivo y un buen puñado de asesinatos a sus espaldas hay que sumar su relación con las apuestas ilegales. A este cóctel explosivo cabe añadir su enemistad manifiesta con el líder de la banda rival Juan Nicolás Ruggiero, alias «Ruggerito». La historia no podía tener un buen final: en 1930 Valea muere de un tiro mientras veía una carrera de caballos.

Contrariamente a lo que se pensó inicialmente, su asesinato no tuvo nada que ver con su rival Ruggerito. «Fue un político de origen catalán quien ordenó matarlo y quien también ordenó matar años después a Ruggerito», cuenta el investigador castropolense. Pero Tangueiro también ha descubierto la visión más amable del mafioso, que además era una persona de izquierdas, lo que le complicó la relación con el poder establecido en Argentina por aquel entonces. «Era un tipo muy elegante, atento, que incluso trataba bien a la policía y tenía palabra. Dejó todo a la gente con la que trabajó», precisa.

El «gallego Julio» pensaba regresar a casa alentado por las noticias que hablaban del pronto triunfo de la segunda República. Según cuenta Álvarez pensaba establecerse en el centro de Asturias, probablemente en Gijón, pero su asesinato truncó sus planes.

La historia del mafioso castropolense ha sido llevada al cine en varias ocasiones e incluso protagonizó cómics argentinos de los años 70. Ahora forma parte de esta novela histórica en la que la realidad se cruza con una trama ficticia protagonizada por Tiana, una joven emigrante de Barres. El libro sirve además para contar la historia de Argentina y de España en las primeras décadas del siglo pasado, donde el autor ha encontrado infinidad de paralelismos con la actual situación económica. «Me encontré con una historia clavada a lo que vivimos actualmente», indica.