Como alcalde vuestro que soy os debo una explicación, y esa explicación que os debo os la voy a dar». Así se expresaba el nunca olvidado Pepe Isbert en la siempre recordada película «Bienvenido, Mister Marshall». El alcalde de Tapia ha dado su explicación y, en resumen, viene a decir que la oposición le impide gobernar el municipio.

No dimite ni Dios, pero han dimitido el Papa y Cuco. El Sumo Pontífice no soportaba más la presión a que lo sometía la curia romana. Manuel Jesús, alcalde de Tapia y líder de APT, azuzado por una oposición municipal que ejercía de estilete de la empresa Astur Gold, arroja la toalla. Sobre él se fue trenzando una red que poco a poco lo iba asfixiando. Se va inmaculado, con los bolsos vacíos, con la frente alta, aunque sí muy desilusionado.

Los vecinos de Tapia conocen perfectamente a Cuco, hay quien comulga con sus postulados y hay quienes disienten claramente. Lo que nadie puede negarle es su coherencia. Cuando se presentó a las elecciones era clara su oposición a la mina de Salave, y mantiene su misma postura con firmeza.

Al igual que hace el Alcalde, ahora toca dar explicaciones a otros. La derecha de Tapia, que gobernó el municipio hasta hace cuatro días, como quien dice, nunca se manifestó favorable a la mina de oro a plena luz y con taquígrafos. El cambio de postura requiere una explicación.

Quien tiene la más difícil explicación es el tránsfuga Maseda. Tal vez pueda recurrir al estilo dialéctico marca Cospedal. Aún no aclaró el esperpéntico episodio de la reprobación del Alcalde, un caso insólito en el municipalismo español. Deriva de aquel acto vino la actual renuncia de Cuco.

La empresa Astur Gold tiene más cercano su legítimo propósito, como legítimo será que para lograr mejores dividendos (legítimo principio empresarial) se procure la mano de obra más barata, acaso en países del Este o en la vecina Portugal. En el final del celebérrimo filme de Berlanga los habitantes de Guadalix de la Sierra se quedaron con un palmo de narices con la llegada de los americanos.

En el caso de Tapia son canadienses. El tiempo pasará, y un día la mina de oro llegará a su fin, bien por fracaso o por agotamiento del metal precioso. Entonces, ¿quién se acordará de Cuco?