El dinero no es dinero. El dinero son trozos de papel de colores, de diferentes tamaños y tonalidades para que hasta el más limitado sepa cuál vale más y cuál vale menos. El dinero son trozos de metal con las mismas características que los papeles. El dinero son números bailando de una columna a otra en los libros de cuentas. El dinero no tiene ninguna base racional, no está asociado a fondos de oro, como antaño, ni a riquezas de ningún tipo. El dinero se crea y se destruye, pese a que hay gente que no lo acaba de entender. Dado que el dinero no es dinero, puede existir y, de repente, dejar de existir sin ir a ningún sitio. Y, sin embargo, cuanto más hay en circulación peor se ponen las cosas a medio plazo, cuando se infla la economía de dinero, que no es dinero, todo acaba explotando en una enorme supernova de miseria y desesperación. El dinero no es dinero, es un acto de fe y, en plena Semana Santa, yo dudo de todos los actos de fe.