Cudillero, A. M. S.

Pasear ayer por la mañana por el centro de Cudillero parecía más seguro de lo habitual. Veinticinco agentes de la Guardia Civil llegados de distintos puestos de Asturias vigilaron el desarrollo de la primera sesión extraordinaria presidida por Ignacio Fernández, un alcalde fustigado por la oposición y por una plataforma ciudadana por no haber concurrido en ninguna lista electoral. Pese a ello, el PSOE se apoyó en un resquicio legal para auparlo a la Alcaldía, tras la dimisión de Gabriel López y la renuncia de todos los miembros de la lista socialista a tomar el relevo.

El despliegue de las fuerzas de seguridad trataba de evitar que se repitieran los incidentes del Pleno de investidura del pasado miércoles, cuando fueron desalojados varios asistentes. Posteriormente, además, se produjo un enfrentamiento entre un vecino y el secretario de organización de la FSA, Jesús Gutiérrez.

Los guardias apoyaron a la Policía Local en el control del acceso a la Casa Consistorial y protegieron la entrada y salida del Ayuntamiento del nuevo regidor y de su equipo de gobierno. Ignacio Fernández justificó el despliegue: «Se trata de que los ediles asistan al Pleno sin miedo, viendo lo que se vio el otro día...».

A la salida del Pleno, Ignacio Fernández escuchó el «¡No nos representas!», grito de guerra de Por la Democracia en Cuideiru. Su vicepresidente, Samuel Fernández, se preguntaba si realmente «cuatro chavales» pueden dar miedo. El Alcalde y sus concejales salieron de la Casa Consistorial poco después del mediodía y fueron juntos a tomar el vermut en un bar cercano a la plaza del Ayuntamiento.