Villar de Adralés (Cangas del Narcea),

Pepe RODRÍGUEZ

A apenas 50 metros de las casas de Villar de Adralés, en Cangas del Narcea, los lobos atacaron a las ovejas de Vicente Martínez. El vecino del pueblo pudo salvar la vida de sus animales porque a las seis y media de la mañana se había levantado para trabajar y comenzó a escuchar jaleo. Su mujer apuntó desde la ventana hacia el prado donde tenían las ovejas y allí pudieron ver que el escándalo lo estaban formando los lobos en un ataque.

Corriendo, bajó hasta su finca, por lo que los lobos huyeron casi de manera instantánea y, de esta manera, sus ovejas salvaron la vida. «Llegamos a tiempo, porque si no no queda una. Estos cuando entran a por un rebaño no dejan nada con vida, así que, dentro de lo que cabe, hubo suerte...», apunta Vicente, que se muestra muy preocupado: «Es que no puedes tener nada, ni un animal. Ahora habrá que guardarlas todas las noches».

Se lamenta este vecino de Villar de Adralés de que «las ovejas no se meten con nadie, están en una finca privada, cerrada, y no dan la lata. Son los lobos los que acaban con todo. El que quiera tenerlos, que los guarde y los tenga en un cercado».

Cuenta Vicente que la semana pasada atacaron a un pequeño ternero por la zona y que el año pasado le mataron a 17 ovejas, «por las que aún no he visto ni un duro, para que luego digan que pagan daños».

Lo que pide este vecino de la zona rural es lo mismo que los cientos de ganaderos afectados por los ya muy numerosos ataques de lobos en todo el occidente asturiano: que se controle a la especia. «Es tremenda la cantidad de ellos que hay».