Cuenta la leyenda que a principios del siglo XX vivía en Fonsagrada (Lugo) un ferreiro con habilidad para la falsificación de monedas, que se vio obligado a huir cuando las autoridades se enteraron de su afición. Un vecino de Ferreirela (Santa Eulalia de Oscos) narró hace unos meses la historia a César Romero sin saber que iba a calar hondo en este ferreiro coruñés afincado en la comarca desde hace cinco años. Este fue el punto de partida de una aventura que ha logrado transformar el mazo de Mazonovo en una particular Casa de la Moneda y dotar a Los Oscos de su primera moneda propia: el «Osco».

Romero, que trabaja junto a Friedrich Bramsteidl en el mazo santallés de Mazonovo, comenzó a darle vueltas a la idea dispuesto a elaborar también una moneda como aquel ferreiro gallego de la leyenda. «Lo que me contó el vecino me picó y quise probar. Entonces buscamos darle un valor, y también un contexto histórico», relata. Con ayuda de José Luis Díaz, presidente de la Asociación de Amigos del Marqués de Sargadelos, y del editor Pablo Quintana localizó el contexto perfecto. Eso sí, tuvo que remontarse al siglo XVI.

En 1583 el rey Felipe II planteó vender determinados territorios a los habitantes con el objetivo de obtener ingresos y revitalizar las arcas reales tras el gasto provocado por diferentes contiendas. Uno de aquellos territorios era el municipo de Castropol, al que estaba adscrita buena parte de la tierra de Los Oscos. La venta permitió la independencia administrativa, la jurisdicción propia y la libre organización del territorio. Y ahí entra el juego el Osco, la moneda en la que Romero 'imagina' que se formalizó el pago que dio la libertad a la comarca.

Con el pretexto y la historia clara, tocaba dar forma a la moneda. Romero hizo un boceto que le pasó a su amigo Miguel Ríos para que elaborara el diseño definitivo. En el anverso de la moneda figuran su valor y la mitad de una rueda de molino, que hace alusión a la fuerza hidráulica que durante años constituyó la principal industria de la comarca. En el reverso se ha recreado un cortín de Villanueva de Oscos con tres trobos (colmenas) en su interior, uno por cada uno de los concejos (San Martín, Villanueva y Santa Eulalia de Oscos). «Digamos que el cortín tiene tres trobos para representar que cada pueblo tiene su enjambre. El cortín que los protege son las montañas que rodean la zona», explica Romero. Con el molde listo y las ideas claras, los ferreiros acuñaron la primera moneda, que nació el día de Reyes en Mazonovo. De la primera tirada no queda ni rastro: «Lo planteamos como una anécdota, sin saber si funcionaría, pero está saliendo bien», explica. Por eso están a punto de poner en marcha la segunda acuñación para que esté lista para el verano.

El Osco, elaborado a partir de una placa de aleación de bronce, se comercializa a dos euros y Romero se da por satisfecho si al menos sirve para atraer visitantes a la comarca en estos tiempos de recesión económica. «Además, tal y como están las cosas y con la connotación negativa que tiene el dinero, es una manera de darle un tono más positivo», añade.

La iniciativa ha cautivado a los vecinos y ya hay hosteleros que piensan en aceptarla en los pagos, convencidos del atractivo turístico que genera esta pieza que se vende como regalo. Además, cuentan en Mazonovo que ya han recibido encargos de coleccionistas y hasta de una pareja de novios que quiso que el Osco fuera la moneda de las arras de su boda.