María Asunción Iglesias (Otur, 1960) dirige una de las asociaciones de vecinos más antiguas del concejo de Valdés y con más proyección. El colectivo organizó hasta hace dos años la Feria de Muestras de Otur, cuya trayectoria ha sido interrumpida por la falta de ferial, primero, y de recursos humanos y materiales después. El mismo mes en el que tenían que estar a pleno rendimiento por esta cita comercial, la segunda más importante del Noroccidente tras la famosa de Vegadeo, a la asociación de vecinos le toca estar a otras cosas. Iglesias cumplirá en junio dos años al frente de una asociación que nació hace 20, tiene 180 «familias socias» y espera poder seguir creciendo en número de socios y actividad.

-¿Está la zona rural de Asturias abandonada?

-A la zona rural nos faltan infraestructuras de comunicación. Es lo único que pedimos. Que los pueblos estén cerca de los servicios básicos para el ciudadano. Es verdad que se ha avanzado mucho y ahí tenemos la Autovía del Cantábrico, pero aquí todavía estamos peleando por una fecha para abrir el tramo Otur-Villapedre, el único pendiente de esta comarca.

-La postura de los vecinos de Otur fue decisiva para hacer un trazado alternativo al original del tramo Otur-Villapedre, que partía el pueblo. Ahora la apertura puede llegar en 2014.

-¡Eso esperamos! Tenemos mucha esperanza en que se abra lo antes posible, aunque todo puede pasar. Ahora vemos avanzar las obras y no lo creemos. En Otur tenemos una problemática particular con el tráfico. Son muchas las entradas y salidas a la conocida como recta de Otur, a la carretera nacional 634 a su paso por el pueblo. Ahora es de paso obligado si se circula por la costa, pero cuando se estrene el tramo Otur-Villapedre quedaremos libres... por fin carretera secundaria. Nos libraremos de muchos riesgos.

-¿Qué pide el mundo rural a los administraciones?

-Más atención. Aunque nosotros no nos podemos quejar de la ayuda del Ayuntamiento de Valdés. Con uno u otro color político en el gobierno siempre nos han ayudado. Aún sí, no tenemos feria de muestras y ahora escasean las ayudas para todos. Para el sector primario también, que es el nuestro de toda la vida.

-¿Esperan recuperar la feria de muestras? Se cayó cuando cumplía diez años y era una cita comercial consolidada y con expositores en lista espera.

-Nosotros sabemos que a estas alturas la asociación de vecinos Santa Rita de Otur no puede asumir la organización de una cita comercial de esa magnitud. Es un encuentro muy importante, pero no tenemos recursos para organizarlo, ni materiales ni humanos. La feria sólo volverá si se implican las administraciones públicas, el Ayuntamiento, por ejemplo.

-Surgió de una iniciativa vecinal.

-Sí, pero fue creciendo y no podemos organizarla solos. Necesitamos como mínimo al Ayuntamiento. Este colectivo puede colaborar, pero no asumir toda la responsabilidad. En 2012 el certamen no se celebró porque no había recinto. En 2013 seguimos sin el apoyo necesario. Una feria no se organiza de un día para otro ni con unos pocos de euros.

-¿Cómo les afecta la crisis?

-No nos afecta en nuestra actividad normal. Y me explico. A la asociación de vecinos no le afecta porque Otur es un pueblo rico y, más que eso, solidario. En este sentido, estamos muy contentos y muy orgullosos de nuestros socios. Tenemos servicios comunes que compartimos y mantenemos y ahí está la cooperativa La Oturense. Es un referente para el pueblo y nació de la mano de un grupo de vecinos, que se empeñó en sacar este proyecto tan importante. También es cierto que en el Occidente y en esta comarca tardó más en llegar la crisis, pero ahora todos tenemos un vecino, un familiar, un allegado con problemas económicos o en paro. Aquí siempre hubo empresas punteras del sector industrial que ahora han parado la contratación o han reducido plantilla, y eso afecta mucho al consumo.

-¿Cómo ve el futuro de la zona rural?

-Las comunicaciones nos acercan cada vez más. Llegará un día, si no llegó ya, que se podrá trabajar en Oviedo y vivir tranquilamente en Otur. Aquí tenemos y debemos de potenciar esta tranquilidad y solidaridad que ofrece el pueblo. Es un lugar magnífico para vivir. Yo siempre digo que en la zona rural se vive estupendamente.

-Pero no siempre hay alternativas de trabajo.

-Y es algo sobre lo que debemos reflexionar. Tal vez sí pueden ser exitosas algunas fórmulas empresariales que no son tran tradicionales o no tienen tanto arraigo. Hasta hace poco cada uno dirigía su negocio, hablo de los pequeños. Tal vez tengamos que empezar por ahí. En Otur funciona muy bien una cooperativa de tres socios. Se juntaron, sumaron esfuerzos y hoy son una empresa rentable. Me pregunto por qué no aceptamos estas fórmulas empresariales en la zona rural.

-En Otur han sido capaces de hacer un relevo en la asociación de vecinos. El antiguo presidente fundó el colectivo y no siempre es fácil encontra alternativa.

-Yo siempre me impliqué con este movimiento vecinal y creo que merece la pena hacerlo. Somos como una gran familia. El próximo junio celebramos la asamblea y estoy animada a seguir. Estas asociaciones son muy importantes en la zona rural para programar actividades y dar vida al pueblo. Además, no queremos perder la unión que creo que tiene Otur. Es importante ser solidario y estar con los demás, darles apoyo en un momento de crisis económica y de valores como la actual. Si somos capaces de hacer actividades, somos capaces de entretener a nuestros mayores, a nuestros nietos, de ofrecer alternativas al lado de casa.

-Valdés está especialmente ilusionado con su vertiente turística.

-Puede ser uno de los sectores a impulsar, pero nunca debemos olvidar el sector primario. En el campo se produce lo que se consume a nivel alimentario y en esta época de crisis es importantísimo tener esto presente. Además, trabajar el campo es una forma de vida y un negocio que no se agota porque necesitamos comer. Sin embargo, ves que cada vez está todo peor, más influido por la economía global, y no se presta la atención que se merece a la agricultura y la ganadería.

-¿Cuáles son los próximos retos de la asociación?

-Mantenernos unidos y con un programa de actividades acorde a nuestra población.

Sobre todo, abuela

La presidenta de la asociación de vecinos de Otur dedica una parte importante de su tiempo libre a participar en las actividades que organiza el colectivo que dirige. Se implica en las clases de gimnasia y costura; y cada dos o tres semanas acude puntualmente a la reunión que organiza la dirección vecinal. Para todos sus compañeros tiene un especial reconocimiento. «No siempre se puede trabajar con gente así de encantadora», dice. Y si algo hace con esfuerzo es «ser abuela». Tiene una nieta y dos hijas. Para Iglesias, el gran apoyo, en lo bueno y en lo malo, «tiene que ser la familia». «Nos libra de casi todo».