Escribe desde muy pequeña, pero ni se imaginaba que su trabajo literario le iba a aportar un premio otorgado por la Universidad de Oviedo, donde estudia. Se trata de la joven Raquel Fernández, natural de Salas donde nació en 1993, y vecina de Posada de Llanera, que consiguió el premio en el concurso literario que convoca la Universidad de Oviedo en la modalidad de poesía con la obra «Libélula».

«En el colegio escribía cuentos y obras de teatro que representaba con peluches», cuenta la joven que acaba de finalizar el segundo curso del Grado en Lengua Española y sus Literaturas, en Oviedo. Raquel Fernández explica que «aunque siempre leí poesía, el interés por escribirla surgió sobre todo en los últimos años del instituto». Eligió sus estudios universitarios, sobre todo, porque le encanta leer.

«Pienso que escribir es una forma de leer, por eso elegí una carrera que me permitía comprender mejor aquello que leía», cuenta la joven quien asegura que «muchas veces los poemas surgen de algún texto estudiado en las clases». Además, argumenta que en la Facultad de Filosofía y Letras «hay bastante gente que escribe y estar en contacto con ellos ha sido otro empuje a la escritura».

Sobre el premio conseguido en el concurso literario de la Universidad de Oviedo, la joven vecina de Posada de Llanera asegura que no se esperaba el galardón. «Me presenté animada por mis amigos y en un intento de probarme a mí misma», explica Raquel, quien afirma que «quería ver la capacidad que tenía de ser rigurosa a la hora de escribir, corregir los poemas y presentarlos de una forma más o menos definitiva». También quería saber «hasta qué punto lo que escribía podía estar bien», añade la joven escritora.

Eso sí, Raquel Fernández afirma que los premios literarios «poco tienen que ver con la literatura en sí». «Hay gente que escribe maravillosamente y no es capaz de ganar ningún premio», comenta la joven, quien añade que «el valor de los premios hay que verlo en su justa medida, como una puerta para que se lea lo que escribes y que tus textos puedan llegar a la gente».

Sobre el libro de poemas ganador, Raquel Fernández explica que el poemario «Libélula» «intenta ser una metáfora del valor de la literatura, así como de la observación y la empatía humanas. Quien ve una libélula en una ciudad, lejos de un lago o un río, que son sus hábitats naturales, está presenciando algo fuera de lo común».

La estudiante salense cuenta que lo que ha intentado reflejar en la obra «es el valor de la literatura y las artes en general como formas de progreso. Junto al cine, la pintura o la fotografía, la literatura es una de las pocas formas por las que el ser humano puede comprenderse», afirma. «Mirar a una libélula, especialmente en una ciudad, es una lucha por la inteligencia y contra la soledad».

En este sentido, Raquel Fernández asegura que «denostar la cultura, como se está haciendo por parte de los gobiernos, es matar a la libélula, matar una parte de lo que somos y nos da la oportunidad de comprendernos». De ahí que defienda que en tiempos de crisis «es cuando más hay que apostar por el arte, si no queremos que una crisis económica sea, como está ocurriendo, también una crisis de valores».

La joven reconoce que la obra ganadora la logró escribir «en poco tiempo». De ahí la sorpresa con la que recibió la noticia. «Estaba con otro trabajo que me está llevando mucho más tiempo, pero la obra ganadora la pude acabar en muy pocos meses», concluye.