Una de las cosas que definen al suroccidente asturiano son sus prados con vacas pastando. Salvando todas las excepciones, y hablando en general, en Tineo se ven vacas de leche y en Cangas del Narcea son las vacas de carne, con la raza Asturiana de los Valles a la cabeza, las que aportan esa característica a la imagen general de la zona.

Las vacas, y la carne, siempre han sido una de las patas esenciales de la forma de vida de Cangas del Narcea. Para el autoconsumo en épocas duras y a la búsqueda de mercado en la actualidad, con ganaderías de notable tamaño que se alejan de la clásica cuadra con siete u ocho vacas que plagó el concejo hasta hace no mucho. Ahora mismo, quien vive de la ganadería lo hace con explotaciones de, al menos, medio centenar de madres reproductoras.

Uno de los principales problemas del sector es que el modelo de distribución no resulta beneficioso para el ganadero, que ve cómo los gastos y las materias primas aumentan día a día mientras los precios de la carne se mantiene en el mismo nivel que hace décadas.

Para tratar de echar luz sobre el sector ha nacido, en la zona de Besullo (Cangas del Narcea), la distribuidora "Carnes de la Balguera". Fundada por Javier y Julio Rozas, tiene unas expectativas amplias, a pesar de su juventud, porque consideran que el producto con el que trabajan es de primera calidad.

"Hacemos carne de autor, como quien dice. Podemos llegar a un cliente y preguntarle si la quiere con más o menos grasas, cebada con más o menos maiz, más pasto... no hay mucha carne de la calidad de la que se cría en Cangas, y creemos que es hora de que todo el mundo lo sepa", cuenta Julio, el más locuaz de ambos. Este apasionado de su trabajo, algo que se le nota a la legua, nació y vivió en Madrid hasta hace seis años, cuando decidió trasladarse a vivir a Irrondo de Besullo. Con su compañero Javier ideó la empresa para no sólo ser productores, algo que ya son, sino distribuidores. "Ahora mismo estoy yendo y viniendo a Madrid y quiero que nos expandamos, incluso en el extranjero. La idea es conseguir aunar esfuerzos, ser más rentables, y que les sea mucho más difícil echarnos", cuenta Julio en referencia a su pensamiento: las autoridades estorban más que ayudan. "La concentración parcelaria, los lobos, la gestión de las subvenciones... es obvio que quieren echarnos a todos", concluye.