Un total de quince enrestradores, todos ellos mayores de sesenta años y llegados de varios concejos del Occidente, demostraron ante los cientos de personas que acudieron a la novena edición de la Fiesta del Maíz de La Arquera cómo se trenzaba, hace medio siglo, la hoja de las panoyas. Es decir, utilizando paja de centeno puesta a remojar durante toda una noche, dejando las riestras en condiciones de ser colgadas en los hórreos y paneras a secar antes de desgranarlas para llevarlas al molino. Entre los asistentes había algún "cabero" joven -los que dan la paja al enrestrador- que parecía tomar buena nota y que es posible que el próximo año ya aprenda el oficio.

El trabajo de enrestrador es de temporada y sólo hay faena en la seronda. Cuando el maíz era básico para la alimentación de las personas había enrestradores que tenían tarea las siete noches de la semana. Pero las nuevas generaciones no cogieron el testigo. En La Arquera se pretende recuperar la vieja tradición y para que resulte atractivo el aprendizaje al final del esfoyón y el enrestrón se hace un baile con una orquesta que tenga muchos incondicionales. Así se va logrando que, entre uno y otro, el maíz sea el protagonista y su manipulación no mecánica se mantenga viva.

Un buen carro de panoyas, una veintena de riestras y dos apurridoras por enrestrador, así como un centenar de esfoyadores, constituyeron la primera parte de la Fiesta del Maíz de La Arquera. Después hubo "garulla" a base de bollo preñao recién arroxado en Salas y a las once de la noche, ya sin lluvia y sin viento en el exterior de la carpa de la asociación vecinal "Los Picos", el grupo Ideas, de Cornellana, se encargó de animar la verbena del maíz hasta la amanecida en una pista totalmente abarrotada. A las siete y media, ya con luz del día, aún se seguía pidiendo? "¡más cumbia!". Nada que ver ya con el oficio de enrestrador.