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Salas da de beber al tejo de San Martín

La Fundación Valdés-Salas diseña para el árbol, monumento natural, un sistema de riego especial para evitar que se seque

Los humanos resisten mejor el calor a los 20 años que a los 80. Con 42 grados de temperatura, los mayores deben hidratarse más para evitar situaciones de estrés. A los tejos les ocurre lo mismo. El de Salas tiene una edad aproximada de 800 años y con la vejez la sequía no le viene muy bien. Los expertos creen que el tejo de San Martín (como se conoce en la zona) no ha podido recuperarse de los últimos dos años sin apenas lluvias en una Asturias acostumbrada a la humedad. El árbol agoniza porque le falta agua. Eso sí, en condiciones normales "hubiera salido por sí mismo de esta situación de estrés. Está documentado que en países más secos han podido sobreponerse a la falta extrema de agua", explica Juan Majada, del Centro Tecnológica Forestal y de la Madera (Cetemas). Pero el tejo del cementerio de Salas no ha podido.

El Cetemas ha descubierto que durante la reparación del muro del cierre del cementerio y la construcción de la escollera que lo sustenta "no fue respetada la zona de protección de sus raíces", ahora dañadas. Parte de su sistema absorbente se encontraba precisamente en un volumen importante de las raíces. Es decir, desde entonces no tiene una hidratación óptima. A ello se añade que no existe una superficie de infiltración de agua que drene libremente hacia las raíces, detalla Soledad Rodríguez. La proximidad de las tumbas y las capas de hormigón hacen que el aporte de agua "esté condicionado".

En definitiva, el tejo de Salas, monumento natural desde 1995, podría enfrentarse a su muerte por sequía. La Fundación Aula Valdés-Salas quiere evitarlo. Encargó un estudio con el fin de extraer conclusiones y, más que eso, soluciones para un árbol muy apreciado en el concejo.

Antes de finales de año se realizará una pequeña obra para dar agua al tejo. La inversión es escasa, ronda los 4.000 euros, según Majada, pero será "vital" para este árbol de 800 años, 14 metros de altura, 15 de diámetro máximo de copa y 6,4 metros de perímetro. Se trata de hacer un sistema de riego por goteo programable. De esta forma, se controlará el agua que necesita el árbol durante el verano y en época de sequía. Este sistema "de riego de socorro" permitirá hidratar las raíces y con ello dar vida al tejo. Los expertos deberán controlar no sólo el agua que se suministra, también cómo se suministra. "Se les debe echar despacio", detalla Majada.

A mayores, la Fundación Valdés-Salas prepara un proyecto cultural de más calado. Se trata de clonar los tejos de Asturias para garantizar la presencia de un ejemplar idéntico al que ahora se encuentra en el cementerio de Salas. El tejo de San Martín ya tiene clon. Gracias a una yema del árbol se desarrolló su misma raíz. Este proceso también se llevó a cabo en tejos y robles singulares de Asturias. El objetivo último es tener un jardín (en Salas) con producciones idénticas de estos árboles con especial protección. Según Juan Majada, el proyecto es "muy interesante porque permite reproducir, es decir, no es una semilla del árbol, es el mismo árbol".

Ya tienen copia idéntica los tejos de Sotiello, Santa Eulalia de Abamia, Bermiego, Lago y Santibáñez de la Fuente, además del salense. En todo caso, el hecho de haber realizado un clon no quiere decir que el tejo de Salas esté abocado a la muerte. Lejos de esta posibilidad, el sistema de drenaje empezará a instalarse en unas semanas. Los expertos son optimistas al respecto de la solución. Con el aporte hídrico controlado, tal vez el árbol vuelva a lucir como antes de 2011, cuando los vecinos advirtieron del deterioro del ejemplar. El tejo de San Martín no está enfermo, sino seco, y en su suelo no hay contaminación.

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