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DIÁLOGOS OCCIDENTALES | RICARDO GARCÍA PARRONDO, PRESIDENTE DE LA PARROQUIA RURAL DE BARCIA Y LEIJÁN

"Que una parroquia tenga interventor es un requisito imposible de cumplir"

"En Asturias algunas entidades acabarán desapareciendo porque la gente se aburrirá de tanta exigencia"

Ricardo García Parrondo, presidente de la parroquia de Barcia y Leiján. A. M. Serrano

La parroquia de Barcia y Leiján es una de las más importantes de Valdés. Tiene 14 kilómetros cuadrados, 600 habitantes y una historia documentada de unos 300 años. Ricardo García Parrondo se convirtió en presidente en 2007. Desde el pasado julio (tras una moción de censura municipal) compagina este puesto con el de concejal del gobierno (PSOE). "No sé de dónde saco las horas", dice. Estos meses viven con especial tensión las nuevas propuestas del gobierno de Madrid de reducir la administración pública. Las parroquias rurales, al menos las que son deficitarias, están en el punto de mira.

-¿Las parroquias rurales corren peligro?

-Tendemos a desaparecer. Existe una mala intención del gobierno del Partido Popular de eliminarnos. Las parroquias asturianas estamos saneadas y tras la última rectificación del gobierno no nos sentimos en el punto de mira. Además, en Asturias la parroquia rural, como figura, está contemplada en el Estatuto de Autonomía y sería difícil, a mi entender, que desapareciéramos.

-¿Qué problemas tienen?

-Nos pretenden exigir una contabilidad como la de un Ayuntamiento. Ese requisito es imposible de cumplir. Para empezar no tenemos la figura de interventor y tampoco medios para pagar uno. Lo que hacen con todo esto es que la gente se aburra y se pierda todo. Se mantendrá la entidad jurídica, pero en la práctica, las parroquias tenderán a desaparecer.

-¿Qué aportan de plus las parroquias rurales a un territorio?

-Eso se lo debe preguntar a un Ayuntamiento (risas). Yo creo que son una fuente alternativa de riqueza para el concejo. Tenemos acceso directo a toda la línea de ayudas a la que puede optar un ayuntamiento. Es decir, duplicamos la inversión en un municipio. Somos autónomos para pedir y para desarrollar proyectos.

-Precisamente esa situación creó malestar en Valdés. El anterior gobierno (FAC, PP y URAS) retiró las subvenciones a las parroquias de Barcia y Trevías porque consideró que era un agravio para el resto de vecinos que no son de Barcia ni de Trevías.

-La parroquia rural es una administración pública establecida y consolidada y los resultados están ahí. La constitución de las parroquias rurales nace a través de entidades menores. Y éstas últimas se crearon porque los vecinos decidieron comprar bienes comunes y organizarse. Por ejemplo, un 70 por ciento del patrimonio que gestiona la parroquia de Barcia y Leiján es de los vecinos. Es decir, lo compraron ellos. En Barcia, tenemos montes de utilidad pública desde 1850. Los vecinos plantaron y explotaron esa riqueza, pero antes hicieron un esfuerzo inversor. Las parroquias no se crearon de la noche a la mañana. Tienen un recorrido y detrás hay esfuerzo del habitante y también apoyo económico.

-Se trata de saber movilizarse y unirse.

-Claro. Esta entidad es productiva y además no genera coste ninguno, porque los que la gestionamos no cobramos.

-¿Ése es el gran secreto para funcionar bien?

-Imagino. Yo no cobro nada y tengo todo el peso con la junta directiva. A veces me pregunto de dónde saco el tiempo.

-Es también vocal de la Federación de Parroquias Rurales del Principado. ¿Cómo observa a la zona rural asturiana?

-Estamos pasándolo mal. La administración pública en general es muy lenta y cuando llegamos a algo, es tarde. En la Federación llevamos mucho tiempo intentando aprovechar la riqueza de los montes para crear un plus en la zona rural. Es una gran riqueza para Asturias y debemos adaptar esta riqueza forestal a las necesidades de cada parroquia.

-¿Cómo repercutiría esta propuesta?

-Si un ganadero tiene una explotación pequeña, imagino que no le vendría mal que parte de su monte le generara un ingreso aparte. Si logramos tener recursos y mantener el trabajo, es más fácil que una familia decida quedarse a vivir aquí. Así fijamos población.

-¿Se necesitan más ayudas públicas o más espíritu emprendedor?

-Mucha gente protesta porque se dan ayudas al medio rural, y yo creo que las ayudas que llegan son pocas y muy condicionadas. Nadie reflexiona en ello, pero conviene recordar que los habitantes de la zona rural generan un ahorro porque si hay población, los lugares se mantiene limpios y con servicios.

-¿Se corre riesgo de despoblamiento?

-Sí. Ese riesgo está ahí. Necesitamos comunicaciones y más servicios. Lo básico, al fin y al cabo, lo que tienen las zonas semiurbanas y urbanas.

-¿Cómo valora la situación de Valdés? Es el concejo de Asturias que más población perdió en los últimos diez años.

-Es un municipio muy grande y con pocos ingresos. Apenas hay tejido industrial y es no nos permite avanzar como nos gustaría.

-¿Qué estrategias serían las adecuadas?

-Ahora buscamos recursos donde no los hay y nuestro objetivo es el monte. Las ventas de madera son importantes, aunque el mercado tampoco nos lo pone fácil. La parroquia de Barcia y Leiján ingresó hace 14 años, por la misma madera que se vendió recientemente, unos 40.000 euros. Es decir, 35.000 euros más que ahora. Son tiempos difíciles.

-En el Occidente los propietarios se están agrupando para aprovechar los montes.

-Para el Occidente asturiano, esta puede ser una estrategia. Lo que ocurre es que es una inversión a largo plazo. Es decir, no se tiene el beneficio en unos meses. Hay que pensar a largo plazo. Parece que la mentalidad está cambiando y yo me alegro. Ahora sí pensamos en el futuro. Es una garantía.

-Parece que los vecinos se están movilizando ¿Pide un esfuerzo adicional a la administración regional?

-En la administración siempre hay buena disposición, pero nunca llega lo suficiente. Nuestra orografía es complicada y tenemos muchas necesidades. Siempre se necesitan cosas.

-En Barcia, ¿la implicación es la siempre o se vive un momento de reflexión por la nueva política del gobierno?

-Las familias siempre colaboraron con el bienestar general. Somos un pueblo que ha sabido movilizarse. Ahora es verdad que hay familias nuevas, que se han instalado en Barcia y que colaboran y ayudan, pero tampoco tienen ese grado de implicación. Son cambios a los que también tenemos que adaptarnos.

Igual que la Junta General

Las parroquias rurales de Asturias emulan el modelo de la Junta General del Principado. Ricardo García Parrondo cuenta que, por eso, "funcionan tan bien". Eligen a un presidente que es el presidente de la Junta de Vecinos (junta general en el Principado). El sentido es el mismo: la junta fiscaliza y el presidente, decide. En la parroquia de Barcia y Leiján, están "muy unidos" y quieren dar a conocer su historia. Ahora buscan el primer libro de actas que podría datar de 1700, según García. Los cambios de sede social han sido el motivo de la pérdida. García Parrondo confía en que aparezca esta parte de la historia de Barcia.

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