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El tendero de El Espín vuelve al mostrador dos semanas después de ser atracado

"Es la sexta vez que nos roban y esta vez tampoco se sabe nada de los ladrones", clama su hermana, Alicia Doval

Un cliente sale de Casa Falo, en la mañana de ayer. Gustavo García

Rafael Doval, el tendero que fue atracado cuando se disponía a echar el cierre a su negocio de El Espín hace dos semanas, ya se encuentra en casa, recuperándose de las heridas tras su paso por el hospital. Aún renqueante, y con un par de costillas fracturadas, "Falo" ha vuelto a atender a sus parroquianos tras la barra del bar-tienda que regenta desde hace más de cincuenta años. Eso siempre que su salud, a los 75 años, se lo permite, después de recibir la brutal agresión que le propinaron los asaltadores que se llevaron de su negocio 600 euros en metálico y parte del tabaco que estaba expuesto a la venta.

Él no quiere recordar lo que pasó en aquella medianoche en que dos individuos, justo antes de que la tienda cerrase, entraron en el local, lo ataron y lo amordazaron para llevarse el dinero y el tabaco. Además, le propinaron varios golpes y lo dejaron encerrado en su propia tienda. Hasta que alguien pasó por allí y dio la voz de alarma, y Rafael Doval pudo ser atendido en el Hospital Comarcal de Jarrio. En el interior este establecimiento, de los de toda la vida, el tiempo parece ir a otro ritmo que de puertas afuera, donde la carretera general N-634 discurre a pocos pasos. La frenética vida exterior nada tiene que ver con la tranquilidad que hay en el ultramarino, donde parece no haber pasado el tiempo. Un lugar de paso y de referencia de decenas de vecinos y trabajadores de la zona, que a diario entran en Casa Falo a por tabaco, alimentos, o, simplemente, a tomar el vino.

En estos días de ausencia, tras el suceso, todos preguntaban a su hermana Alicia Doval por el estado de salud de Rafael. Ella fue la que se quedó al pie del establecimiento en todo momento, y ella es quien asegura que esta no es la primera vez que un acto así sucede en su negocio familiar. "Es el sexto atraco que llevamos aquí", asegura, resignada, la mujer. "Y nunca nunca se supo nada más de los ladrones, nunca los pillaron, y ésta vez igual pasa lo mismo", añade la tendera.

En los cinco anteriores, nadie había actuado de tal forma, agrediendo gravemente al dueño del negocio. "Éste es el robo más gordo; no por dinero, que ya otras veces se llevaron más, sino por lo que le hicieron a él", explica Alicia, refiriéndose a Rafael Doval. De hecho, y según les trasladó la Guardia Civil, este tipo de actos son un hecho muy poco común en la zona occidental.

Además, Alicia Doval destaca el cuidado que tuvieron los individuos que cometieron el atraco para hacerlo con total sigilo. "Tenían estudiado el asunto, y tuvieron suerte de que en ese momento no vino nadie a por tabaco, o a por cualquier cosa que necesitase en ese momento".

De poco les sirvieron las alarmas que tienen instaladas en el edificio de El Espín, ya que el negocio estaba abierto, y, por tanto, los sistemas de aviso apagados. "Mucha gente nos dice que cerremos más pronto, que abramos menos horas, para evitar esto, pero da igual", declara Alicia Doval. "Si quieren entrar, entran a la hora que sea, no les importa que sea de día o de noche", añade a continuación.

La Guardia Civil continúa con las investigaciones, en la búsqueda de los dos presuntos atracadores de Casa Falo. Mientras, la vida de Rafael Doval recupera poco a poco la normalidad tras el mostrador del negocio que regenta desde hace más de medio siglo, aguardando a que, a la sexta, atrapen a los culpables del atraco.

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