"Ya bajamos a los nenos y las nenas en coche a clase porque salen por la mañana y sabemos que los lobos están aquí". Con este miedo en el cuerpo viven los vecinos del pueblo de Merillés (Tineo) ante la continua presencia de los lobos en los alrededores de sus viviendas.

Sin ir más lejos, en la madrugada del pasado domingo vivieron un momento de especial angustia cuando una manada de lobos atacó a dos potros a sólo veinte metros del pueblo.

"A veinte metros... eso no lo habíamos visto nunca en la vida", asegura Luis Marcos López. "Los tenemos ya en el centro del pueblo y no sabemos qué hacer porque nadie nos hace caso", lamenta.

López sabe bien de la presencia de estos animales salvajes entre ellos porque no hace ni dos meses que atacaron a su ganado y le mataron una vaca, "de la que, por cierto, aún no me han dicho ni palabra. No sé si la van a pagar o no, aquí estamos a la espera", dice. En esta ocasión, los animales atacados pertenecen a otro vecino, Isaac Cuervo.

Pero López y Cuervo no son los únicos que han tenido problemas con los lobos. De hecho, apenas hay ningún vecino en la aldea que no tenga alguna anécdota que relatar, algún episodio desagradable, alguna baja que contar entre sus animales... "Antes había yeguas y caballos por los montes; ahora ya no hay nada porque te lo cepillan todo. Acaban con todo", proclaman.

Hasta ahora los habitantes de Merillés estaban indignados por la muy complicada convivencia que tienen los ganaderos con el lobo, pero el último ataque ha hecho que las cosas pasen de castaño oscuro y el miedo se ha apoderado de ellos.

Luis Marcos López plantea: "¿y si hay que salir, de noche, a ayudar a un vecino porque se le puso de parto una vaca? Todos sabemos que los tenemos en la puerta, que los tenemos en frente de las casas. Es algo que yo no sé si tienen en cuenta los que mandan", comenta, haciendo hincapié en el peligro que, a su juicio, representa la presencia de los lobos tan cerca de las casas.

En esta ocasión en concreto no han tenido que lamentar la pérdida de animales, pues los potros, aunque presentan heridas y llagas, han sobrevivido al ataque. Pero los vecinos de Merillés quieren dejar claro que tienen miedo y que la situación no deja de empeorar para ellos a medida que pasa el tiempo, pues no es ya que los lobos ataquen a sus animales en el monte o en prados lejanos, es que llegan hasta la misma puerta de sus hogares en la búsqueda de sus presas.