Un año y cuatro meses lleva Silvia Fernández al frente de la unidad de educación del área sanitaria I, con la que se pretende involucrar a los pacientes en el cuidado de su salud y formar a los profesionales en la mejor atención a dolencias específicas.

-¿Cuál es el objetivo de la unidad de educación?

-El objetivo principal es potenciar el empoderamiento de las personas y de las poblaciones, mediante el fomento del autocuidado personal y de la red de apoyo social.

-¿Qué significa empoderar?

-Es facilitar la toma consciente de las decisiones de las personas para el control de su salud, de su vida, bienestar y felicidad. Significa darles conocimiento, ayudarles a mejorar sus habilidades personales y sociales. Así, pueden tomar decisiones y mantenerlas en el tiempo. A veces lo más complicado es mantener esa decisión. Por ejemplo, se puede tomar la decisión de dejar de fumar, pero si realmente estás empoderado tienes más facilidad para mantener esa decisión.

-¿Qué acciones se llevan a cabo desde esta unidad?

-Son muy numerosas. Para resumir, se realiza educación para la salud de forma individual a aquellos pacientes ingresados o derivados de consulta de los especialistas de consultas externas, y a sus familias. También de forma grupal, como se realizó el año pasado con pacientes que padecían diabetes. Al estar en grupo con personas en tu misma situación se mejoran los conocimientos y habilidades para llevar a cabo el autocuidado diario.

-También hay formación para profesionales.

-Efectivamente. El año pasado formamos a personal de enfermería también en el tema de la diabetes, principalmente centrándose en la dieta y ejercicio. También se realizará formación con el tema de cuidados a personas con ostomía.

-¿Y en lo relativo a los ciudadanos?

-En este aspecto podemos hablar de dos variantes. Una de ellas es la educación en centros educativos, en Primaria en relación a la dieta saludable, y en Secundaria con la educación afectivo-sexual. Y también cualquier tipo de actividad de educación sanitaria que se realiza en la sociedad, con grupos específicos, o como puede ser en la Fundación EDES. Cualquier grupo que nos solicite información.

-También están las Escuelas municipales de salud, con un gran éxito. ¿Por qué son importantes?

-Porque son la puesta en práctica real del empoderamiento. Aquí hay un refuerzo muy importante, que es la red social. Es el propio municipio quien gestiona su escuela, con lo que da voz y voto a su población, eligiendo los temas en los que quieren conocer más, y participan así en los cuidados diarios.

-¿Se muestran participativos los profesionales sanitarios?

-Sí. Vamos remando en la misma dirección, porque nos damos cuenta de que éste es el camino para poder abordar los problemas de salud, y sobre todo las enfermedades crónicas. Aunque a veces nos cuesta integrar esta educación en la práctica asistencial diaria.

-¿Qué beneficios tiene este empoderamiento para el paciente?

-Al sentirse partícipe en la toma de decisiones de su salud, y no tratarse de una imposición de un modelo paternalista y autoritario, se cumple mejor con los tratamientos para controlar su enfermedad. Esto da como resultado una mayor calidad de vida, y, en definitiva, ser más feliz.

-¿Y para el personal sanitario?

-Aquellos profesionales sanitarios que comparten con el paciente se sienten más satisfechos. Además, la educación para la salud supone ahorro de recursos materiales, siendo las personas más independientes, sin tantos tratamientos farmacológicos, y ahorro en consultas.