Para muchos no es el primer contacto con el verde ciprés, el pampillo amarillo o las sales de diferentes colores. Los escolares ya han visto las alfombras en su pueblo, cuando la celebración del Corpus Christi engalana Castropol. Sin embargo, por primera vez conocen de dónde viene la tradición, quién se encarga de realizar los tapices y, lo más práctico, aprenden el oficio de la elaboración de estas obras de arte efímero. Los alumnos del colegio La Paloma de Castropol fueron los protagonistas de un taller organizado por la asociación "El Pampillo", en el que realizaron una vistosa alfombra en su primera experiencia dentro de esta tradición de su villa.

"El objetivo es enganchar a los más pequeños, para que en un futuro haya un relevo y no se pierda la tradición", explica Maite Muiña, presidenta del colectivo. Ella comenzó con 13 años en este oficio, y no ha dejado de hacerlo en tres décadas. "Al principio éramos muchos amigos los que nos dedicábamos a esto, ahora ya quedan menos. Por eso queremos que los escolares empiecen pronto y les guste", añade. Parece que se consigue, pues se muestran ilusionados con el trabajo. Es casi como hacer manualidades.

"Cogéis la rama, y con un movimiento así de mano ya caen todas las hojas, no hacen falta tijeras". Habla la voz de la experiencia, Carmen Arias, que explica a los atentos pupilos la forma de deshojar el ciprés. "Tenemos que enseñarles los trucos, porque a nosotros no nos queda mucho", bromea. Y es que los voluntarios de "El Pampillo" son, en buena parte, jubilados, que ven peligrar el futuro de esta tradición si no se fomentan iniciativas como ésta. Este año, por primera vez, Castropol contará en el Corpus Christi con una alfombra realizada por los más pequeños.