Judith Obaya tuvo una vez un sueño: visitar en moto todos los mares de Europa. "En un primer momento me sorprendí. ¡No sabía que hubiese veinte mares en el continente!". Más de 27.000 kilómetros después, puede decir que lo ha logrado. "Los sueños, cuando pones empeño y sacrificio, se cumplen", afirmó ayer en Vegadeo ante un centenar de alumnos asombrados ante el relato de las aventuras de la motera maliayesa. En solitario, a lomos de su motocicleta, ha viajado por las carreteras del viejo continente conociendo culturas y personas, y descubriendo nuevas sensaciones. "Es lo que creo que debemos hacer: aprender unos de otros. Por ejemplo, para mí fue una sensación increíble compartir en Turquía una cena del Ramadán con una familia musulmana", explicó Obaya, quien destacó de ellos su "increíble educación y respeto". Ese afán por descubrir y divulgar aspectos culturales y formas de vida de todos los rincones del mundo la ha convertido en embajadora de "Motonómadas".

Judith Obaya quiso inculcar asimismo en los presentes la importancia de tomar siempre precauciones a la hora de subirse a un vehículo de dos ruedas. "Es imprescindible llevar siempre medidas de protección: el asfalto es muy peligroso y cualquier caída puede hacer mucho daño". Además, resaltó la necesidad de mantener siempre al día la mecánica de la motocicleta, revisar los neumáticos y llevar las luces permanentemente encendidas. "Es vital para nosotros que nos vean, de lo contrario podemos ser víctimas de un accidente", subrayó.

Obaya desveló ante los alumnos su próximo reto: visitar , también en moto, las siete maravillas del mundo moderno.