Aunque con retraso, el pregón de la Regalina no defraudó a nadie. Media hora más tarde de lo previsto, por problemas de megafonía, comenzó ayer Xosé Manuel Fernández a recitar sus palabras en faliecha -dialecto valdesano-, un ritual en el que cumple once años, con un sentido del humor y cierta acidez que no da signos de agotarse. Frente a él, centenares de personas que abarrotaron el campo de La Garita de Cadavedo, como cada último domingo de mes, para dar continuidad a la romería impulsada por el Padre Galo, y que se ha convertido en un símbolo universal de asturianía.

Fernández comenzó con un suceso que, el pasado diciembre, puso patas arriba al pueblo de Cadavedo. "Se armó buena en la Rapa el día de la Constitución, no quedó nadie en casa, por miedo a la intoxicación". El vuelco de una cuba de gas en la autovía obligó a desalojar parte de Cadavedo, y Fernández le encontró la vuelta: "Un catalán hizo falta para que la grieta tapara".

Las risas y aplausos de los asistentes continuaron entonces a repetirse cuando Fernández hizo mención del rey, el de antes, Don Juan Carlos, "que fue más fiel a la democracia que a Doña Sofía"; o cuando se refirió al caso Puyol, en el que "el despecho de la suegra les destapó toda la juerga". El partido de Pablo Iglesias irrumpió también en el pregón de la Regalina: "Fue la forma de gobernar la que creó Podemos, a toda la gente cansando con tantos malos gobiernos". También hubo palabras para la "marca España", con "ricos chorizos", detergentes "que dejan limpio el dinero B" y "tortas y galletas" que reparten los antidisturbios en las manifestaciones.

Las polémicas en el gobierno valdesano y regional, la inundación del nuevo Hospital Central en Oviedo (al que recomendó acudir con paraguas y caña de pescar) o la decepción de España en el Mundial de Brasil también formaron parte de un pregón que se tornó en reivindicativo, cuando Fernández expresó "que en esta autonomía nos quedamos sin recetas, médicos, con copagos, y los que no tengan perras, no sé cómo van a pasarlo".

De paso, solicitó la finalización de la traída del agua para el pueblo, y se alegró de la reparación de las goteras en el consultorio. No quiso despedirse el pregonero sin agradecer el trabajo a todos aquellos que hacen posible la romería, ni a los que ya no podrán volver a disfrutarla.

La fiesta de la Virgen de la Riegla contó con un día espléndido, en que Cadavedo se llenó de color desde primera hora de la mañana. Cientos de personas acompañaron a los grupos folclóricos por las calles del pueblo hasta el prao de la fiesta en un animado desfile, en el que hubo carros tirados por bueyes, ramos de alfiladas y muchas gaitas y bailes. Tras el pregón, llegó uno de los momentos más simbólicos: la danza prima frente a la ermita, interpretada por los vecinos ataviados con el traje tradicional, en la explanada que se eleva sobre el Cantábrico. La imagen, de postal, fue tomada por muchos visitantes que quisieron llevarse consigo esta imagen que simboliza como ninguna la esencia de la región.

La procesión, el baile del corri-corri y la exhibición de danza en el tablao completaron una mañana de lo más festiva en esta localidad valdesana, a la que Fernández dedicó los versos "Cadavedo, Cadavedo, aldeína de mi alma, Cadavedo que enamoras, con montes, mar y playas".

La fiesta no para en Cadavedo, donde hoy, a partir de las dos y media, se repartirá una parrillada, y por la noche habrá verbena en el parque del Curión. Mañana tendrá lugar la XXII edición del Circuito Urbano La Regalina, y la última de las verbenas.