El invierno ha hecho acto de presencia este fin de semana en la comarca noroccidental y ha dejado a su paso un reguero de incidencias en forma de inundaciones de cauces y de argayos por toda la red local y comarcal de carreteras. Los municipios se afanaron ayer en contabilizar los numerosos daños.

Uno de los concejos donde se registraron más precipitaciones fue el de Castropol. Las consecuencias de estas lluvias son especialmente graves en la carretera AS-31 que comunica Castropol y Tapia, y que da acceso al polígono industrial de Barres. La crecida del arroyo Penarronda amenaza con tragarse un tramo de vía -que ha quedado prácticamente en el aire- en las inmediaciones del área industrial. El acceso principal desde el pueblo de Barres al polígono permanece cortado. En Castropol también amenaza con volver a irse abajo la carretera de acceso a la playa de Arnao y los argayos se cuentan por decenas en todo el concejo.

En Tapia los daños mayores se registraron en la parroquia de Serantes. La crecida del conocido como río das Donas ha anegado varios campos de cultivo y se ha llevado por delante el pequeño puente de Vilanova. En la zona alta del concejo hay numerosos desprendimientos, especialmente en El Valle, A Veguía y Acevedo. En materia de daños personales, los más cuantiosos son los de una familia de A Retela que ayer vio cómo el río Anguileiro se adueñaba de su propiedad.

José Antonio Fernández y Concha Pérez aseguran que desde que se construyó la autovía del Cantábrico en el concejo, las inundaciones se ceban con su finca. Las canalizaciones de esta vía conducen todas las aguas al Anguileiro, incapaz de dar salida al caudal que recibe, según explican estos vecinos, que ayer se afanaron en limpiar el barro que dejó la riada. El agua, que subió un metro dentro de su propiedad, provocó daños en la caldera de la vivienda, en una lavadora y en una segadora que tenían en la planta baja.

En casa Beigoto de Anleo ayer era, de nuevo, un día tranquilo, tras el susto que la familia se llevó el domingo, cuando en apenas una hora el nivel del río Anleo, que pasa a unos metros de la vivienda, aumentó hasta desbordarse por su huerta. Hasta un metro de agua llegó a acumularse en sus garajes y sótanos. Tan sólo la providencial actuación de los bomberos y los operarios del Ayuntamiento logró devolver las aguas a su cauce.

Adolfo Acevedo, enfundado en un traje de aguas, continuaba ayer realizando labores en su huerta, con un ojo puesto en el arroyo. "Llueve mucho, no para. No sé de dónde sale tanta agua. Es increíble", comenta, ahora que reconoce estar "mucho más tranquilo". Achaca esta situación al estado en que se encuentran los cauces de los ríos. "Hubo más riadas otras veces, pero lo de este año es exagerado", remata.

En Navia, la vía que une las localidades de Polavieja y Anleo registró un gran desprendimiento de piedras y tierra que sepultó por completo el trazado de la vía y lo mantuvo cerrado al tráfico hasta que una máquina quitanieves logró despejar un carril. En la mañana de ayer varios operarios del servicio regional de mantenimiento de carreteras -desbordados por la ingente cantidad de incidencias registradas en muy poco tiempo- se esmeraban en retirar el resto de material, y la vía quedó, finalmente, despejada.

También en el concejo naviego, e igualmente por las lluvias, un desprendimiento en la parte inferior de la vía produjo un socavón en la carretera que une El Vidural con el alto de La Bobia, en una zona conocida como "la primera Cárcaba". Unos conos señalizan el lugar del incidente, ante el peligro que supone este deslizamiento de tierras para los vehículos que transitan por la vía.

En Coaña también fue necesaria la intervención de operarios para atender las diversas incidencias, la mayoría relacionadas con argayos en las carreteras, y otro tanto sucedió en Valdés, donde la peor parte se la llevaron la zona de San Pelayo del Sexmo y la aldea de Folguerón. Balbino Suárez, concejal de Obras, explicó que la causa hay que buscarla en la suciedad de los cauces de los ríos, "sumada a que hacía tiempo que no llovía de continuo". Esto ha provocado que muchos arroyos se hayan desbordado.

"Los ríos más grandes están controlados", señaló Suárez, quien reconoció que las precipitaciones también han afectado a los sistemas de alcantarillado.