Olga Fernández (49 años, casada y con una hija) llegó a la Alcaldía de Cudillero "por sorpresa". En 2011 ocupaba el número siete de la lista del PSOE. Tras la marcha de dos alcaldes, un largo y polémico proceso para elegir sustituto y dos propuestas socialistas a regidor que tumbaron los tribunales, se convirtió en presidenta de la gestora que desde enero de 2014 tiene el poder en Cudillero. Este mandato fue "duro" para los socialistas cudillerenses, pero Fernández cree que no ha habido tanto desgaste como para perder las próximas elecciones.
-Representa a un PSOE de Cudillero que por primera vez desde 1991 prescinde del exalcalde Francisco González, "Quico". ¿Su propuesta es muy diferente?
-Claro que somos diferentes. Nuestras propuestas son otras y nuestra forma de gestionar también. Yo creo que eso se puede ver y notar. En la lista de las elecciones de mayo seguimos solo dos personas si se compara con la propuesta electoral de 2011. Apostamos por la renovación. Sin duda, vemos la política de otra manera.
-El PSOE gobernó en Cudillero los últimos seis mandatos. ¿Creen que volverán a ganar las elecciones?
-Salimos a ganar, eso sin duda.
-La oposición se queja de una gestión de difícil seguimiento y de su "poca" capacidad para proponer y solucionar problemas como la deuda.
-Nos critican mucho por temas personales. Critican que un funcionario entre a trabajar a las nueve y diez cuando debería hacerlo a las nueve. Y es sólo un ejemplo. Yo siempre digo que si tienen pruebas de algo denunciable, deben aportarlas. No puedo gestionar ni decidir a base de rumores. Por otra parte, esta oposición no hace propuestas. No visitan los pueblos y nunca proponen nada. Tampoco estuvieron muy atentos cuando la marejada se llevó parte del dique del puerto. No vi a la portavoz del PP preguntar por la obra de reconstrucción ni visitarla; y tampoco se interesó ni por el problema ni por la solución el portavoz de Foro Asturias.
-Encabeza una lista renovada y con mucha gente joven. El numero dos, Carlos Valle Ondina, tiene 22 años y ninguna experiencia en gestión de la administración local. ¿Por qué esta apuesta y por qué ahora?
-Buscamos personas que deseen implicarse en política y que lleguen para quedarse. Yo no pretendo seguir más allá de los próximos cuatro años y tenemos que formar a gente que pueda recoger el testigo. La combinación perfecta para una administración pública como ésta es gente con algo de experiencia y jóvenes con ideas y proyectos novedosos.
-¿Qué necesidades tiene el concejo? ¿Tienen ya un programa electoral definido?
-Las necesidades las define el pueblo, no nosotros. Por eso queremos hablar con la gente, con las asociaciones que representan a los vecinos. Tras esas reuniones, elaboraremos las propuestas, que siempre serán realistas. En todo caso, en un concejo como el de Cudillero las necesidades siempre son las mismas: mejora de caminos y mantenimiento de las zonas públicas. Y es cierto que aquí no necesitamos grandes obras ni complejos, porque están hechos y eso se lo debemos al exalcalde Francisco González, "Quico". Él hizo todas las grandes obras a las que puede aspirar, ahora mismo, Cudillero.
-Gobiernan Cudillero a través de una gestora. Un órgano previsto en la ley para casos excepcionales. ¿Se sienten presionados o poco queridos por sus vecinos?
-Ni una cosa ni la obra. El PSOE gobierna este Ayuntamiento porque así lo desearon los votantes en 2011. La oposición (por PP y FAC) quería llegar al poder sin ganar en las urnas. Eso no gustó. Nuestra fuerza, la fuerza del PSOE de Cudillero, es la unión. Siempre estuvimos unidos y eso fue el gran valor de esta agrupación. Internamente nunca tuvimos crisis y de cara al exterior nos sentimos igual de queremos que en 2011.
-¿De todos estos problemas, han aprendido algo?
-Aprendimos que, aún recurriendo a la Justicia, todo es interpretable.
-La deuda del Ayuntamiento está estimada en ocho millones de euros. Una cantidad nada desdeñable para un concejo de 5.600 habitantes. ¿Alguna propuesta para reducir el gasto?
-Próximamente habrá jubilaciones y esos puestos no se cubrirán. Es lo que podemos hacer de momento y, si seguimos gobernando, pagaremos escrupulosamente las facturas para sanear lo antes posible las cuentas.
