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El arsénico de Salave no es un riesgo salvo contacto directo, dicen los expertos

"La contaminación está restringida a los lagos", asegura Agustín Martín Izard La mina de oro supondría movilizar el material peligroso, avisa una geóloga

Un viandante observa las lagunas de Silva. T. C.

Los altos contenidos de arsénico registrados en el entorno de los lagos de Silva, en la parroquia tapiega de Salave, no deben preocupar a los vecinos. Es la lectura que realizan varios geólogos consultados por este periódico sobre el informe que firma el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (Irnasa) sobre los suelos del entorno del yacimiento aurífero de Tapia. En el documento realizado por este centro vinculado al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) llama la atención que el nivel de arsénico está más de diez veces por encima del rango normal de concentraciones de este elemento en los suelos.

Al profesor de Geología Agustín Martín Izard no le sorprenden los datos porque los lagos están en la antigua corta que dejaron los romanos cuando explotaron el yacimiento de oro tapiego. No obstante, considera que tomando las precauciones lógicas no hay riesgos: "En principio la contaminación está restringida a lo que son los lagos y no sale de allí. No hay por qué alarmar a la población".

Abunda Martín Izard, uno de los coordinadores del grupo de investigación en Recursos y Yacimientos minerales de la Universidad de Oviedo, en el hecho de que la situación de los lagos viene de antiguo y, por tanto, si no se han registrado hasta la fecha en Tapia incidencias significativas en materia de salud no hay por qué alarmarse por los resultados del informe del Irnasa. En este sentido establece como normas básicas la de no bañarse o beber agua de los lagos, comportamientos poco probables entre los vecinos que llevan años conviviendo con este espacio.

Los geólogos Manuel Gutiérrez Claverol y Alfredo Varela también ven con normalidad las altas concentraciones de arsénico en una zona de actividad minera. Coincide con ellos Beatriz González, geóloga e integrante del colectivo Ecologistas en Acción, que ve "perfectamente lógicos" estos niveles de arsénico fruto de la labor minera, si bien precisa que eso no quiere decir que haya riesgos para los vecinos: "También los niveles de arsénico en el agua de los lagos son muy altos, pero en manantiales cercanos en los que se hicieron análisis no se encontraron contenidos alarmantes". Esta profesional, combativa contra el plan minero que planteó Astur Gold en Tapia, añade que precisamente la alta concentración de esta sustancia tóxica es uno de los argumentos en los que basaron su oposición al proyecto aurífero: "La mina supondría movilizar más arsénico". Y es que el oro tapiego está estrechamente asociado al arsénico ya que se localiza en la arsenopirita (contiene un 46% de arsénico).

En el estudio del Irnasa, encargado por el Fondo para la protección de los animales salvajes (Fapas) en el marco de su convenio con Astur Gold para evaluar los impactos de la mina, se pone el acento sobre los altos contenidos de arsénico en los lagos, pero también se detectaron niveles altos en los suelos del entorno de Brul, donde la minera proyectaba las instalaciones mineras. El rango normal de concentración de arsénico es de 0,1 a 40 miligramos por kilo y el crítico se fija entre 20 y 50. Pues bien, el valor medio en el entorno de la bocamina es de 24,6, mientras que en la zona de los lagos se eleva a 470.

Los expertos explican que hay que diferenciar entre el arsénico natural de una determinada zona -en cuyo contexto estaría la zona de la bocamina- y lo que es contaminación por la actividad antrópica como podría ocurrir en los lagos. "El valor natural está ahí y ha estado siempre, puede que sea alto en una zona pero no se puede hacer nada. Lo único establecer determinadas recomendaciones", precisa Martín Izard.

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