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El consultorio occidental

Terapia sobre el escenario

Afectados por el síndrome de Chiari combaten la enfermedad con el teatro

El grupo de teatro, durante una función. Reproducción de G. G.

El teatro, además de arte y entretenimiento, puede ser una terapia para combatir o, al menos, paliar ciertas patologías. De hecho, es lo que ayuda a un grupo de veinte personas de la asociación Chiari y Siringomielia del Principado de Asturias (Chyspa) a sobreponerse a estas dos enfermedades poco prevalentes (raras), tal como refleja la sonrisa con la que salen al escenario. La semana pasada estuvieron en Tapia; mañana, este colectivo ofrecerá en Puerto de Vega una obra del conocido como "teatro terapéutico", que, según afirman, "es una maravilla" para los afectados, y un placer para el público.

El síndrome de Chiari es una malformación, por lo general congénita, que se produce por un desarrollo inadecuado de las estructuras de la fosa posterior del cráneo, lo que provoca que el volumen en su interior sea inferior al que le corresponde. A su vez, la siringomielia es un cúmulo de líquido cefalorraquídeo en el interior de la médula espinal. Ambas se encuentran relacionadas y, como señala Dulce María González, presidenta del colectivo de afectados en Asturias, "presentan más de cien síntomas", además de necesitar de cinco a diez años para ser diagnosticadas.

En el año 2010, esta organización inició, como terapia experimental, los talleres de teatro, que presentan numerosos beneficios. "Por nuestra enfermedad, sufrimos problemas cognitivos, pérdida de memoria, desorientación, problemas de vocalización y deglución... Con el teatro, a través de los ensayos, trabajamos todos estos aspectos y funciona muy bien, es una maravilla", explica González. El grupo ensaya una vez a la semana. En esta ocasión, interpretarán la obra "Los prodixos y les maravies del bon amor", escrita en asturiano por el médico de Atención Primaria José Manuel Fernández Vega.

Además, gracias al teatro se mejora la autoestima, y se fomenta el contacto social. "Mucha gente llega cansada a este punto, tras muchos años de proceso, por lo que es frecuente que acaben con depresión. Aquí encuentran un grupo de personas que los entienden, con los que ensayan todas las semanas. Somos un grupo de amigos", apunta González, quien considera que, además, "los que participan se sienten personas válidas y útiles", puesto que se encargan también del vestuario y del atrezo de la puesta en escena.

Una tercera rama de beneficios para los afectados viene a través de los donativos que los asistentes a las representaciones aportan a la causa. "Con ello se pretende ayudar a los diferentes programas de la asociación: asistencia psicológica a domicilio, terapia de grupo e individual, fisioterapeutas repartidos por todo el Principado, y un foniatra", subraya Dulce María González, quien considera que "este tipo de iniciativas deberían extenderse a otros colectivos", una vez que se han demostrado los beneficios que generan para el grupo en particular, y en la sociedad en general. Pero, sobre todo, por el buen ambiente que se crea: "Allí nadie se queja de su dolor. Van a liberarse, a divertirse y a pasarlo bien".

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