La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La muralla de Navia, de teatro

"Es muy divertido", afirman los niños que representan en los restos del antiguo cierre de la villa las obras escritas por ellos mismos

A la izquierda, un momento de la representación a los pies de la muralla. A la derecha, sobre ella. G. GARCÍA

La muralla de Navia como escenario, personaje y punto de apoyo de la imaginación para crear teatro. Así se ha utilizado este emblemático rincón de la villa por la docena de participantes del taller infantil de teatro y participación que impulsa el Ayuntamiento. Ayer llevaron a escena situaciones inventadas, pero verosímiles, en la propia muralla, dándole una vida de la que carece en el día a día. Los aplausos del público que se congregó para ver el espectáculo dieron fe de la gran calidad artística de los pequeños actores.

"Historias de la muralla" es el título de la sucesión de escenas o "sketches" que los propios niños han ido imaginando a lo largo del verano, dentro del taller de teatro que dirige Alejandro García. "Es una iniciativa en la que hemos estado haciendo preparaciones para que los niños y niñas expresen su voz", explica. Cuenta García que la iniciativa está ligada con el artículo 12 de la Convención de Derechos del Niño, donde se recoge su derecho a expresar sus opiniones. El arte escénico fue, desde el principio, "una forma muy buena de comunicación y expresión", subraya.

De este modo, y durante todos los viernes del curso, se ha trabajado en un taller de teatro. De la treintena de alumnos se quedaron doce para el verano, con los que se planteó la posibilidad de salir a la calle y llevar esta práctica a todos los rincones de Navia. "Ellos han elegido los lugares que más les gustaban para teatralizar algo. Ahí improvisaron algunas situaciones, y el que más les convenció fue la muralla", señala el monitor.

Devolverle parte de su vida a la muralla es la forma de "destacar el valor de algo histórico, y mostrarlo desde la mirada de los pequeños", afirma García. Imaginación les sobra para crear situaciones de los más variadas: la llegada al pueblo de una reina, la venta de unas nueces, una tienda de sombreros, y hasta una coreografía perfectamente coordinada al ritmo de la música. Todo cabe dentro de las posibilidades pasadas, presentes y futuras que los pequeños actores imaginan para la muralla, cuya construcción se concluyó en el siglo XVI. "Su imaginación es impresionante, es uno de los puntos fuertes de los niños y niñas, y si la ubicas un poco en contextos de realidad pueden salir cosas muy interesantes", incide Alejando García.

Para Mar Pérez, la experiencia ha sido "muy divertida", y el escenario, de lo mejor: "La muralla es estupenda porque es antigua y se pueden hacer cosas diferentes". María Peláez, por su parte, señala que es ideal "para hacer cosas medievales".

Compartir el artículo

stats