San Martín del Valledor acogerá de nuevo una reunión de gente que comparte el apellido Valledor. Se espera que este fin de semana lleguen unas 25 personas procedentes de diferentes puntos de Asturias, de Andalucía, Madrid, e incluso de Argentina.
El programa que tienen establecido es llegar el sábado a mediodía a Pola de Allande donde compartirán una comida conjunta. Por la tarde se trasladarán a San Martín del Valledor, pueblo del que creen que proviene su apellido. Y el domingo repetirán la comida en Pola de Allande a la que la organizadora, Mary Carmen Díaz Valledor, espera que asistan muchas personas "que por problemas de trabajo no pueden asistir desde el sábado y también gente de aquí".
Ataviados con sus camisetas distintivas con el escudo y el lema de Valledor recorrerán de nuevo la zona del Valledor y la villa allandesa con el objetivo de indagar en la conexión que pueda haber entre su apellido y el pueblo e incluso entre los propios portadores del mismo.
"El objetivo de este año es buscar las relaciones que pueden existir entre nosotros y con el pueblo", explica Mary Carmen Díaz Valledor, de Huelva (Andalucía). Ella fue la encargada de organizar este evento después de encontrarse a través de una red social con muchas personas de apellido Valledor. "Estamos en contacto más de 200 personas que compartimos apellido de todas las partes del mundo, como Francia, Australia, Filipinas o Argentina", comenta Mary Carmen Díaz.
En la primera reunión realizada, tan solo dos personas tenían claro que alguno de sus antepasados había vivido en el pueblo de San Martín del Valledor, mientras que el resto desconocía por completo la relación que podría haber con la zona y era la primera vez que la visitaba.
No obstante, en San Martín del Valledor es conocida una leyenda que narra que entre los siglos XI y XII el propietario de la Torre del Valledor, situada en el pueblo, se quedó sin descendencia y, para no perder todo, decidió donar trozos de tierras a la gente de la zona con la condición de que adoptasen el apellido Valledor. Una historia que puede explicar la existencia de centenares de personas que comparten el apellido en todo el mundo.
