Ni vaqueiros ni xaldos en La Casa del Puerto (Tineo). El fuerte viento que sopló ayer en el occidente asturiano levantó la vigésima octava edición de la Fiesta de la Trashumancia, en la que descendientes de los vaqueiros de alzada de la zona realizan un homenaje a sus antepasados con la recreación de la bajada de las brañas de verano a los pueblos, donde pasaban el invierno con el ganado estabulado.

"A las siete de la mañana vimos el temporal que había y decidimos suspender la fiesta porque el aire estaba moviendo la carpa y el dueño dijo que no quería arriesgar, lógicamente, y teníamos miedo de que pasara algo", explica Juan García Gayo, uno de los organizadores. El hombre estaba resignado y muy disgustado. "Esto te baja la moral al suelo, mi gozo en un pozo", añadió. Lo cierto es que García y sus compañeros de batalla llevan todo el año preparando los festejos con mucha ilusión para, finalmente, tener que suspender la fiesta a causa del mal tiempo.

"Detrás hay mucho trabajo, cansancio acumulado y, sobre todo, las ganas que tenía la gente de pasar aquí el día y disfrutar del desfile y de todas las actividades", señala. Además de la recreación, estaba prevista una comida con los platos típicos vaqueiros y una tarde de baile. Pero el viento se llevó el programa. El público que acudió hasta La Casa del Puerto se llevó un chasco nada más llegar. "Todos quedaron chafados, pero lo entendieron", matiza García.

La suspensión de la última jornada festiva -empezaron el pasado viernes- supone un varapalo para los bolsillos de los organizadores, quienes ahora deberán desembolsar alrededor de 4.000 euros para hacer frente a los gastos previstos de la Fiesta de la Trashumancia. Un dinero que aún no saben cómo van a reunir. "El domingo siempre era el día más fuerte, se llenaba de gente y hacías por lo menos la mitad del dinero... Además, sólo tenemos una subvención de 500 euros del Ayuntamiento", comenta.

Pese al mal sabor de boca de esta edición, García tiene claro que continuará al frente de la Fiesta de la Trashumancia.