"La singularidad de Somiedo marcó la política ambiental de Asturias", aseguró el gerente del Consorcio de Aguas de Asturias (Cadasa), Antonio Suárez Marcos, en la celebración del trigésimo aniversario que el Instituto de Recursos Naturales y Ordenación del Territorio (Indurot) celebró ayer en el concejo somedano. Marquínez era por aquel entonces director de la Agencia de Medio Ambiente de Asturias y siguió de cerca el primer trabajo del Indurot, un estudio ambiental que fue el embrión del marco legal del Parque de Somiedo. Esa fue la razón de la elección del lugar de la celebración.

Ésta consistió en un encuentro en el Centro de Interpretación del Parque Natural de Somiedo, donde el público disfrutó de un vídeo realizado por el Centro de Innovación de la Universidad de Oviedo sobre la actividad y evolución del Indurot desde su fundación. En la sala de audiovisuales del equipamiento también se abrió una charla coloquio en la que miembros del organismo, políticos del concejo, vecinos y cargos políticos de la época recordaron los inicios del instituto.

Así, salieron a relucir las negociaciones con los vecinos para la carretera de La Fuexa o cómo tuvieron que permitir a todos los vecinos de La Peral saludar al Príncipe de Asturias cuando visitó la localidad. "De repente estaban todos mudados en una fila, la primera una señora sentada en un silla", recordó Suárez.

Y es que los vecinos de Somiedo tuvieron un papel fundamental en las investigaciones de toda materia que llevaron a cabo desde el Indurot, aportando información sobre los circuitos de los osos o los pastos. De aquellos estudios a pie de campo surgió el plan de uso y gestión del Parque Natural de Somiedo (PRUG), del que el actual director del Indurot, Jorge Marquínez, dijo que se encuentra en su etapa de madurez.

"Pasó de ser uno de los concejos con menos renta per cápita y ahora está en la mitad de la tabla, Somiedo se ha enriquecido de un modo incontestable". Una afirmación que se basa en los datos comparativos con otros concejos de similar entidad, como Ponga o Allande. Un desarrollo que, según Marquínez, se observa en la transformación urbanística de Pola, con equipamientos deportivos, culturales y un crecimiento regulado. Una evolución que ha dado lugar a otro sistema productivo y a un mayor desarrollo apoyado en la ganadería profesionalizada y el turismo. Sin embargo, no ha podido frenar la despoblación.

Pero aún hay camino por recorrer. En ese sentido, Marquínez apuesta por aumentar los estudios científicos en la zona sobre la capa vegetal y los suelos y profundizar en la fauna, como los polinizadores o los anfibios. "Un espacio con ínfulas de hacer una buena conservación tiene que apostar por cosas como ésta", opinó Marquínez.

El cumpleaños del Indurot finalizó con un paseo por la senda adaptada que recorre el entorno de Pola y una visita a la Casa del Oso. Treinta años de investigación y resultados de gestión bien valen un paseo.