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Cada minuto cuenta para el corazón

"Los primeros instantes son vitales", apuntan los técnicos en reanimación cardiopulmonar, que abogan por extender la formación a toda la población

César Menéndez e Indalecio García realizan una demostración de RCP con desfibrilador. G. GARCÍA

Una actuación rápida y decidida, apoyada en una mínima formación, puede llegar a ser decisiva ante una parada cardiaca. Es el mensaje que tratan de difundir entre la población los técnicos en emergencias sanitarias que trabajan formando en técnicas de reanimación cardiopulmonar (RCP). "Los primeros minutos son vitales, por eso es importantísimo que todos tengamos unos conocimientos mínimos, a cualquiera le puede pasar", aseguran.

Ayer se celebró el Día Europeo de Concienciación sobre el Paro Cardiaco, con la misión de conseguir que los ciudadanos conozcan la trascendencia que tiene la actuación correcta de los testigos de una parada cardíaca en la supervivencia de la víctima.

Los datos señalan que tan sólo el 12 por ciento de la población sabe técnicas de reanimación cardiopulmonar. Si se llegara al 20 por ciento se podrían salvar 100.000 vidas al año en el conjunto de Europa.

"El éxito depende mucho de la precocidad con la que se actúe", explica César Menéndez, técnico en emergencias sanitarias, e instructor en RCP por la Asociación Americana del Corazón (AHA por sus siglas en inglés). Tanto es así que se calcula que existe un 50 por ciento de éxito si la actuación se hace en los tres primeros minutos tras la parada; a partir de ahí, por cada minuto que pase se reducen en un 10 por ciento las posibilidades de supervivencia. Por ello, las instituciones sanitarias resaltan la necesidad de formar a la ciudadanía y de instalar desfibriladores externos semiautomáticos en lugares públicos, como los centros comerciales y las instalaciones deportivas, concibiendo de este modo espacios "cardioprotegidos".

Indalecio García, compañero de César Menéndez, señala que ante una parada cardiorespiratoria lo ideal sería comprobar la respiración y el pulso, y a continuación proceder con las compresiones en el pecho y las respiraciones del boca a boca. "Con esta técnica tratamos de sustituir las funciones que realizan tanto el corazón como los pulmones, tratando de mantener en movimiento la sangre y que el oxígeno siga llegando a las diferentes partes del cuerpo", indica. Las compresiones deberían realizarse a un ritmo de cien por minuto, con una profundidad determinada, y en el centro del pecho.

Los técnicos entienden que puede resultar difícil para una persona sin apenas formación tratar de llevar esta técnica a cabo. Por ello recomiendan "no quedarse parado", y presionar el pecho del afectado como medida de urgencia, antes de que acudan al lugar los sanitarios.

En caso de disponer de un desfibrilador a mano, la tarea se vuelve más sencilla: "Tan sólo hay que seguir sus instrucciones. La máquina toma el pulso y aconseja en cada momento lo que hay que hacer", apunta Menéndez.

Ambos técnicos, que desempeñan su labor en el área noroccidental, recorren la comarca formando a diversos colectivos en las técnicas de RCP. "Hemos estado con las fuerzas de seguridad, en ayuntamientos, y con colegios. Es muy importante que esto se conozca desde pequeño porque se trata de una situación en que cualquiera se puede ver sin previo aviso", considera Indalecio García.

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