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SANTIAGO JARÉN | Presidente de la Sociedad de Fiestas de Tapia (Sofitapia)

"Hace falta que en Sofitapia entre gente joven con ideas nuevas"

"Nos quedó pendiente la creación de socios, que serviría para que todo el mundo se sintiese partícipe de las fiestas"

Santiago Jarén. T. CASCUDO

La Sociedad de Fiestas de Tapia (Sofitapia) nació en la primavera de 2012 con el objetivo de revitalizar la actividad festiva de la villa y generar propuestas lúdicas durante todo el año, más allá de las fiestas patronales del Carmen. Las ocho personas que conforman el equipo directivo que desde hace dos años preside Santiago Jarén se unieron en el verano de 2011, a veinte días del Carmen, respondiendo a una petición del gobierno local para dar forma a los festejos de ese año. Cuatro años después, el colectivo considera que es momento de buscar un relevo y anima a los tapiegos a presentar una candidatura en la asamblea prevista para hoy a las ocho de la tarde en el salón de plenos del consistorio.

-Sofitapia cierra etapa ¿Por qué se adopta esta decisión?

-Fue algo que acordamos desde el principio, que estaríamos unos años y después había que dar paso a otra gente. Te vas cansando y te atascas, y entendemos que el equipo directivo no debe ser nada perpetuo, se trata de que entre gente joven y aporte ideas nuevas. No dejamos ninguna deuda y queda todo en marcha, como la lotería de Navidad, que ya está en la calle. Si hay gente dispuesta a entrar tampoco tenemos inconveniente en hacer de puente. No vamos a escapar corriendo porque lo que queremos es que esto siga y estamos dispuestos a echar una mano en este año de tránsito.

-¿De qué se ocupa ahora Sofitapia?

-Nuestra idea fue siempre tratar de crear actividad en el pueblo y por eso nos ocupamos de las fiestas del Carmen, de las de San Pedro, de la Cabalgata de Reyes, y organizamos el concierto de Navidad y el certamen teatral "De pueblo en pueblo", que ya va por su tercera edición. Manejamos un presupuesto anual que ronda los 50.000 euros, la mayor parte, unos 35.000 euros, destinada a la fiesta del Carmen.

-¿Son las mejores fiestas que puede tener Tapia?

-Sin pecar de falsa modestia, creo que sí. El dinero es el que es. Lógicamente está la posibilidad de dedicar todo el presupuesto al Carmen, pero nosotros optamos por repartir la actividad durante todo el año. No se nos ocurre la manera de generar más dinero porque tampoco es cuestión de sablear a la gente a todas horas, hay que ser prudentes.

-¿Qué es lo más difícil de la labor de Sofitapia?

-Evidentemente, lo más complejo es reunir el presupuesto necesario. Lo tenemos todo muy cuadrado y nos ajustamos al máximo. En general la mayor parte de la gente colabora y los que no, allá cada uno con su conciencia. Todo lo que hacemos es con la mejor intención. Luego hay temas como el cobro de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) que limita y condiciona mucho a colectivos como el nuestro. Cerca de 3.000 euros anuales del presupuesto se van para la SGAE. Sólo por cada función de teatro cobran 119 euros.

-¿Satisfechos por el trabajo desarrollado estos años?

-En general sí, aunque entendemos que siempre se puede mejorar. Para el Carmen aportamos cosas como la recuperación de la reina y las damas de las fiestas, y la creación del día del bollo, que creemos que es una cosa que no se debería perder porque cada año va a más. Este verano vendimos 1.000 bollos, una cifra importante para lo que es Tapia.

-¿Se van con alguna espinita clavada por algo que no pudieran desarrollar?

-Pues nos quedó el tema de desarrollar la sociedad y lanzar una captación de socios. Personalmente, siempre creí mucho en esa idea porque creo que es la manera de que todo el mundo se sienta partícipe de las fiestas, pero al final se nos quedó en el tintero. Otra cosa que no logramos es potenciar la procesión del Carmen y que fuese Fiesta de Interés Turístico, pues es un nombramiento que le daría un toque de calidad. Para ello tratamos de coordinar a todos los grupos que se ocupan de elaborar las alfombras, pero nos resultó imposible. No logramos que fuesen todos a una, ahí fallamos.

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