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La colmena, fuente de salud

"El veneno de abeja es un remedio rápido, económico y muy efectivo", sostiene el experto en apiterapia Juan José Díez

Juan José Díez (en la foto, con Cristina García) muestra las abejas con las que trabaja, en Navia. G. GARCÍA

Las abejas también curan. Su veneno, aplicado en dosis controladas, es una auténtica arma contra todo tipo de patologías del sistema muscular y nervioso. La apiterapia, una práctica poco conocida en nuestro país, se basa en el uso terapéutico de apitoxinas y otros productos de las abejas, como la miel, el polen, la jalea real y el propóleo, con fines curativos y preventivos. "El veneno de abeja es un auténtico crack", afirma Juan José Díez, experto en apiterapia, que esta semana ofreció una ponencia en Navia sobre la materia.

El veneno de abeja se puede usar "para problemas inflamatorios del sistema osteomuscular, como la tendinitis y los dolores musculares", señala Díez. Además, puede resultar útil para tratar males del sistema nervioso periférico, hernias discales, ciáticas y psoriasis. "En psicología, ayuda en el tratamiento de la depresión. Aplicando el veneno en ciertos puntos provocamos una reacción del sistema inmunitario, lo que sube el estado de ánimo del paciente", explica el experto.

El listado de las patologías que se pueden tratar con este producto de las abejas es extenso: artritis, ciática, osteoporosis, neuralgias, reumatismo, artrosis, fibromialgia, esclerosis múltiple, psoriasis, migrañas, tendinitis, bursitis y codo de tenista, entre otras muchas. En algunos casos, bastan cuatro o cinco sesiones para paliar el dolor. En otros, se buscan tratamientos a largo plazo que mejoren la calidad de vida del enfermo.

Juan José Díez aplica el veneno de la abeja viva. Esto es, el insecto pica al paciente durante un tiempo controlado, unos dos segundos. "Se trata de microdosis que no entrañan ningún peligro", asegura. Eso sí, antes de recibir el tratamiento todo paciente debe realizar los análisis para descartar una posible alergia, que afecta al dos por ciento de la población. Tampoco hay dolor, puesto que se aplica hielo en la zona a tratar.

"El veneno de abeja es un antiinflamatorio natural, y un analgésico. Tiene prácticamente de todo", detalla el experto en apiterapia, además de ser "natural" y "sin contraindicaciones". Las abejas son obreras, capturadas en su última fase de vida, cuando salen de la colmena.

Los resultados respaldan la apiterapia. "Hemos logrado que gente mayor afectada con artritis y artrosis recupere la movilidad de los dedos para poder abrocharse una camisa, por ejemplo", señala Díez. "Es un remedio rápido, económico y muy efectivo. Invito a cualquiera que se deje picar, controlado por un apiterapeuta", dice el experto.

Además del veneno, de la colmena se aprovechan el propóleo, antibacteriano; el polen, como complemento alimenticio; la miel, que actúa como desinfectante, y la jalea real, un gran revitalizante.

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