A Francisco Fernández, conocido en Boal como "Francisco del Camín", no hay canción que se le resista. Él mismo reconoce que desde bien pequeño fue "decidido" y de "espíritu alegre", lo que le convirtió en el animador de todos los esfoyones que se celebraban en su pueblo, Rozadas, y alrededores. Aún hoy, a sus 82 años, Francisco del Camín conserva una prodigiosa voz y una no menos asombrosa memoria, que ejercita al recitar los mismos cantares que alegraban la vida boalesa hace décadas.

Junto con Francisco, una serie de músicos tradicionales recibieron ayer el homenaje de todo un pueblo, el boalés, orgulloso de su pasado. Dentro del festival "Outono en Bual", la Asociación Xuvenil Mezá, junto con el Ayuntamiento, descubrieron la placa de la calle que se dedica a este colectivo por su esmero en la conservación de la tradición oral y del patrimonio cultural de la comarca.

"Estos homenajes van detrás de conservar todo lo que fue, y es, Asturias. Yo siempre mantengo ese espíritu de la alegría, de conservar el optimismo y no dejarse decaer", manifestó Francisco del Camín. Adelina Fernández, recordó aquellos años de juventud "en que íbamos de un lado para otro, llevando el jaleo". Ella enseñó a muchos el arte de los cantares, y aún hoy disfruta entonando melodías en su casa. "Me gusta muchísimo la música". También estuvieron presentes en el acto miembros del grupo de gaitas "Los Penácaros", que recorrieron todas las fiestas de Asturias para hacer bailar al ritmo de sus gaitas. Instrumentos que, veinte años después de su última actuación, ayer volvieron a retumbar en el centro de Boal.

"Estamos verdaderamente orgullosos de hacer este acto. Nosotros somos gaiteros, y le damos verdadera importancia a la gente que viene detrás, para saber a dónde vamos. Este reconocimiento es la forma de decir gracias", subrayó Miguel Rodríguez Monteavaro, miembro de la organización del festival. Xosé Ambás, músico y estudioso de la tradición oral, recordó que los homenajeados "son aquellos de los que mamamos la tradición, nuestros maestros, la gente realmente importante".

El acto fue remate a un fin de semana de lleno absoluto en Boal. Hubo un cien por ciento de ocupación en los hoteles del entorno y quinientas personas presenciaron los conciertos del sábado en la sala Helenias.