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El campo del Occidente mira a las antípodas

Los alumnos de la comarca de viaje en Nueva Zelanda aprenden los métodos de trabajo de una fábrica láctea y de una granja del país oceánico

Los alumnos, sacando las conclusiones de una de las jornadas.

Domingo 6. Llegada. Son las 13 horas en Auckland y nos disponemos a aterrizar. Las vistas son maravillosas desde la aeronave: azul y verde son los colores. En este momento entendemos por qué los maoríes llamaron Aotearoa (tierra de la larga nube blanca) a Nueva Zelanda, desde el cielo se observan imponentes algodones blancos ordenados de forma plástica hasta divisar la espectacular panorámica de la isla. Nos recibe en el Aeropuerto Internacional de Auckland Dante, responsable de la agencia de viajes en Nueva Zelanda, quien nos acompaña al hotel y nos explica amablemente aspectos culturales relevantes antes de conducirnos al hotel para finalizar el día.

Lunes 7. Fábrica y granja de la empresa láctea multinacional Fonterra. A las 8 horas de la mañana suena el despertador. Después de un viaje fatigoso de casi cuarenta horas, con la ilusión de comenzar el trabajo que hemos venido a realizar y tras un completo desayuno en el Crowne Plaza, nos subimos al autobús que ha de llevarnos a la fábrica de productos lácteos Fonterra.

Fonterra es una de las multinacionales más importantes del mundo de leche en polvo y está ubicada en Te Rapa, Hamilton, a unos ochenta kilómetros de Auckland. Ralph es el encargado de mostrarnos, con mucha profesionalidad y de forma pormenorizada, los quehaceres de la fábrica. Trabajan aquí 800 empleados, que son capaces de procesar 7,5 millones de litros de leche diarios.

Después de una despedida afectuosa, nos dirigimos a la granja que esta misma empresa posee en las inmediaciones. Liam Zander, responsable de la explotación, nos da la bienvenida y establece desde el primer momento una sinergia fantástica con nosotros, lo cual provoca un fluido diálogo al tiempo que observamos el proceso de extracción de la leche de las 180 vacas, principalmente de la raza cross-bred cows, que pasan delante de nuestros ojos directamente de los verdes pastos a la sala de ordeño. Se origina en ese instante un interesantísimo y enriquecedor debate acerca de las diferencias entre los modelos de aprovechamiento, beneficio y calidad del sistema ganadero de España y el de Nueva Zelanda.

Nos llama especialmente la atención el hecho de que la granja disponga de 60 hectáreas repartidas en diferentes parcelas y dedicadas plenamente al pasto directo del ganado, de tal forma que, utilizando un sistema rotativo con un descanso del terreno de 24 días, las vacas siempre pastan en hierba de calidad. Esta técnica hace que se abaraten los costes de producción, ya que el gasto en comida se limita a una escasa producción de silo y maíz.

Ha sido un día muy provechoso. Regresamos al hotel con la sensación de haber hecho los "deberes".

Martes 8. Visita de la ciudad. Auckland alberga una tercera parte de la población de Nueva Zelanda, alrededor de 1,5 millones de habitantes. A pesar de que la capital, Wellington, se encuentra al sur del país, podríamos considerar a Auckland como la capital financiera y la ciudad más cosmopolita del Pacífico debido a su simbiosis de habitantes europeos, maoríes, polinesios y asiáticos.

Dicen los historiadores que los maoríes se asentaron en esta zona en el año 1350 y los colonos europeos lo hicieron en 1840. Auckland se ha ido convirtiendo en la ciudad más importante debido al incremento de la producción agrícola y ganadera desde mediados del siglo XIX.

Debido a ese interés por conocer la historia de Nueva Zelanda, comenzamos la mañana con la visita al Museo Nacional, donde observamos fascinados la colección de los tesoros maoríes, una demostración de la cultura maorí incluyendo la danza tradicional o haka, útiles de caza y pesca, la marae o principal edificio público, la waka o canoa de guerra?

Continuamos con una visita panorámica por la ciudad comentada de forma prolija por Dante, nuestro guía en Nueva Zelanda. Recorrimos las playas bañadas por el mar de Tasmania y el Pacífico y divisamos la espléndida vista de la ciudad desde el espectacular mausoleo del primer ministro, el laborista Michael Joseph Savage. Posteriormente, atravesamos los barrios residenciales de Parnel, Remuera y Orakei para llegar a las bellas playas de Mission Bay y al puerto deportivo de la ciudad. La navegación y los barcos siempre han tenido un papel relevante desde que arribaran los primeros navegantes polinesios. Auckland es conocida como la ciudad de las velas y no hay más que acercarse a la bahía para poder disfrutar de infinidad de veleros y yates.

Después de la comida acudimos al Skytower, el edificio más alto del hemisferio sur con 328 metros, desde el que se puede disfrutar de una fascinante perspectiva de más de ochenta kilómetros. Finalizamos el día recorriendo Queen Street, la arteria fundamental de la ciudad, para terminar en Albert Park, uno de los pulmones de la ciudad.

Nueva Zelanda es el primer lugar del mundo por donde se asoma el sol y pasea de forma luminosa, lo que hace que su paisaje aromático nos atrape con brazos verdes. Embriagados por este paraíso, el tiempo huye impasible y la llegada del ocaso nos obliga a regresar al hotel.

Miércoles 9. Granja en Patumahoe (Pukekohe). Por fin había llegado el ansiado momento de acudir a la granja propuesta por la Asociación de ganaderos de Nueva Zelanda. Eran las 11 de la mañana cuando Lynette Hicky, propietaria de la granja, nos recibía después de un trayecto en autobús de cuarenta minutos por carreteras sombreadas de verdes campos e innumerables vacas pastando libremente.

Lynette nos explica que la explotación ganadera tiene una extensión de 150 hectáreas, todas ellas dedicadas al pasto de las reses. Manifiesta un gran interés acerca de la situación ganadera en nuestro país para, posteriormente, explicarnos las diferencias entre los sistemas de explotación neozelandeses y españoles. Nos llama poderosamente la atención el hecho de que en Nueva Zelanda todo ganadero necesite obligatoriamente un título universitario en ganadería para poder gestionar una granja.

Por otro lado, incide en que la leche no se paga por litro sino por el contenido de sólido, de tal manera que, según Lynette, se centran más en la calidad del producto. Además, nos resultó novedoso el sistema de gestión de los residuos, ya que estos regaban los campos directamente desde la balsa residual abierta, a través de un sistema de tuberías y de aspersores.

Finalmente, terminamos la visita participando del proceso de extracción de la leche de las 500 cabezas de ganado en una sala de ordeño rotativo espectacular y casi inexistente en nuestro país. Se ordeñaban 50 vacas al mismo tiempo y una sola persona era capaz de extraer la leche de 400 animales en una hora. Brian, el granjero, nos explicó el proceso de forma detallada y con metáforas futbolísticas.

Despedimos a nuestros anfitriones entre aplausos para mostrarles nuestro agradecimiento y regresamos al autobús satisfechos por la valiosísima información que habíamos obtenido.

Desde los cristales, nuestros ojos siguen las sombras de los árboles que envuelven los pastos mientras los perfumes de las magnolias florean la carretera de camino al hotel.

Este texto ha sido elaborado por los alumnos de los institutos de Vegadeo y Navia de viaje en Nueva Zelanda

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