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"Me da la vida", dice el veigueño que defiende el uso terapéutico del cannabis

Abel Amor fumando en su casa de Vegadeo. T. Cascudo

"No aparece ni tan siquiera indiciariamente acreditado que la plantación que nos ocupa tuviera como finalidad el tráfico de la sustancia estupefaciente, con lo que a nuestro entender no se produce ataque alguno al bien jurídico protegido, porque el cultivo y posterior consumo no trasciende el círculo privado del imputado", escribe la juez de Castropol en el auto que archiva la causa abierta contra el veigueño Abel Amor, al que se le imputó un delito contra la salud pública.

La Guardia Civil le incautó el pasado septiembre, por quinta vez en su vida, las plantas de marihuana que cultiva en Vegadeo y que le sirven para paliar los fuertes dolores crónicos que padece a consecuencia de un grave accidente que sufrió en 1987. Las cinco veces el caso fue archivado. Amor, que nunca ha ocultado que consume cannabis, quiere hacer público su caso para abrir un debate en torno a esta planta y su uso terapéutico.

Con 17 años el veigueño se presentó voluntario a la Marina y se marchó a Ferrol, donde sufrió una caída desde el tercer piso de la escuela de máquinas que por poco le cuesta la vida. Las "irreversibles limitaciones clínicas y neuro-psiquiátricas" que, según los informes médicos, padece a consecuencia de la caída provocaron que en 1994 le concedieran la invalidez absoluta. Desde entonces lucha por paliar el dolor a base de todo tipo de medicamentos. Sin embargo, la mayoría, como por ejemplo la metadona que consume desde hace años como calmante, merman de manera importante su calidad de vida.

Fue en los noventa cuando Amor descubrió que fumar marihuana mejoraba su estado al liberarle de los dolores y desde entonces investiga con la planta para hallar la dosis adecuada para calmar sus dolencias. "La marihuana es la única solución que encontré para no verme muerto en dolores, no me queda otra. La planta me da la vida y con ella tengo una oportunidad porque me libera del dolor. De no tener ganas de nada y pensar en acabar con todo he pasado a tener ilusión y un proyecto de vida", precisa el veigueño.

El problema del consumo de marihuana son las restricciones legales de la planta en España. Pese a que Amor tiene documentado, con diferentes informes médicos, su situación y la necesidad de consumir marihuana con fines terapéuticos no se ha librado de la intervención de la Guardia Civil, que hasta en cinco ocasiones le incautó su producción sin que haya prosperado ninguna de las causas abiertas por este asunto. De ahí el cabreo de Amor, que no entiende la pasividad con la que la justicia se enfrenta a su caso, pese a haber solicitado en varias ocasiones la tutela judicial de las plantas alegando motivos de salud. "Siento vergüenza de los jueces y de las personas de uniforme, que deberían de estar al servicio de los ciudadanos", añade Amor, a quien la incautación de las plantas -la juez denegó expresamente la devolución por tratarse de una sustancia "no permitida por la ley"- le produce incontables problemas, ya que se ve obligado a recurrir al narcotráfico para adquirir la marihuana, con el gasto que ello acarrea.

El pasado septiembre los agentes de la Benemérita se llevaron de su propiedad un total de 26 plantas (52,9 kilos en verde). Amor explica que su consumo diario ronda se sitúa entre los 15 y los 25 gramos, pero planta una importante cantidad con fines de investigación. "Trato de encontrar la planta que mejor se da en esta zona, pero nunca me dejan terminar y conocer la planta ideal. Busco un patrón terapéutico, pues no puedo estar variando mi consumo", añade.

Otro aspecto que molesta al veigueño es que los agentes entraran en una propiedad privada en busca de las plantas. La legislación indica que el cultivo sólo es sancionable si se hace en lugares visibles al público, pero él defiende que la zona donde tenía las plantas es imposible de localizar sin entrar en su finca y traspasar varios cierres. "Entraron en una propiedad privada y totalmente aislada. Es imposible que puedan verlo desde la calle", dice enojado por la situación que está viviendo. No obstante, no se rinde y piensa seguir cultivando, pues es su única salida para frenar el dolor.

Amor va más allá y denuncia la falta de información que existe en la sociedad sobre el mundo de las drogas. Por eso recomienda el que considera su libro de cabecera: "Historia general de las drogas" de Antonio Escohotado, autor al que agradece su "lucha por la verdad". Expone Amor las características "formidables" que posee el THC o principio activo de la marihuana y defiende también las múltiples utilidades del cáñamo industrial desde diferentes puntos de vista, como el energético o como elemento constructivo. A su juicio, esta planta "es la llave que abre la puerta de la autoconciencia" y por eso no interesa a los legisladores levantar las prohibiciones que pesan sobre su utilización.

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