En el año 1962 no hubo ni un solo caso de mortalidad infantil en Navia. Un dato extraordinario e insólito para la época, que estuvo lejos de ser logrado por azar. El hito se debe al trabajo que desempeñó, durante dos décadas, el Instituto de Puericultura "Manuel Suárez", que desarrolló una ingente labor en beneficio de la población infantil de la comarca. Aquella misión ha sido recogida por el pediatra naviego Venancio Martínez en un informe que le ha servido para lograr el premio del Colegio de Médicos de Asturias.

Los datos consignados por Martínez son un claro reflejo del intenso trabajo que se desarrolló dentro del local de la calle Regueral, y también fuera, dada la vocación social del centro. A saber: se despacharon más de 9.500 consultas, que sumar a las 300 visitas a domicilio; se realizaron 483 estudios analíticos y 361 estudios radiológicos, se formaron 103 puericultoras y se repartieron toneladas de alimentos, ropa y enseres domésticos. "En los actos de educación materno-infantil se había registrado la presencia de 27.456 personas", recuerda Martínez.

El centro comenzó a funcionar en julio de 1956, cuando se convirtió en la primera institución pediátrica moderna en el occidente asturiano. Su apertura no habría sido posible sin el esfuerzo del doctor Jesús Martínez, ni sin el apoyo de Manuel Suárez y Suárez. Del primero, señala Venancio Martínez, su hijo, que "con su perseverancia, su íntegra y total dedicación a lo que sin duda fue una de las ilusiones de su vida supo proyectar sobre toda una generación una obra de gran trascendencia en la comarca, cambiando las perspectivas de supervivencia de un número significativo de sus habitantes". De Suárez, natural del concejo emigrado a México, apunta que ofrece al proyecto "el imprescindible impulso dinerario". Además, el instituto de puericultura contó con el apoyo del Ayuntamiento, organismos provinciales, socorros particulares y algunos laboratorios españoles.

"La idea surge al observar entre la población infantil de la zona un número importante de niños con patologías variadas: algunas muy comunes y asociadas a problemas de pobreza, desnutrición, infecciones, descuido en la atención familiar y otras, poco frecuentes pero de gran complejidad, que exigían un abordaje selectivo con medios extraordinarios y cuidados especiales", resume Martínez. Entre los fines de la institución se recogían la defensa de la lactancia materna, la distribución de leches en polvo, higiene y racionamiento dietético del lactante, el control de crecimiento y desarrollo, la higiene escolar o campañas colectivas de vacunación, aseo y vestido. Desde su apertura se ofreció consultas gratuitas de diverso ámbito a los niños sin seguros ni medios.

Además, el Manuel Suárez desarrolló un importante trabajo de educación en pediatría. Se editaron libros para las familias, se impartieron cursos para formar a puericultoras y se convocaron concursos infantiles en busca de promocionar hábitos higiénicos y fomentar una correcta nutrición. También incentivó la construcción de un parque infantil en el centro de Navia, y se celebraba cada año la "Navidad del Niño".

"Podemos dar fe de que decenas de personas que fueron allí curadas guardan hoy un recuerdo agradecido de aquella benemérita institución. Ha cumplido con creces los propósitos y tareas que se había encomendado desde su fundación", concluye Venancio Martínez sobre el centro.