La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Una "Rubia" a solas en Piedrafita

Una sola vaca, a la que miman todos los vecinos, queda en un núcleo sin apenas jóvenes pero bien cuidado y comunicado

José Luis Menéndez trabajando en su casa de Piedrafita. D. ÁLVAREZ

Pasar de cinco ganaderías a una sola vaca en el pueblo es el cambio más significativo que ha vivido Piedrafita en los últimos años y que muestra el paulatino abandono del medio rural y de su dedicación ganadera.

"Rubia", que así se llama la vaca, pasea a sus anchas por el pueblo tinetense, donde no tiene rival y se ha convertido en el animal mimado de sus dueños y también de todos los vecinos. "Antes todos teníamos algo de ganadería, pero los mayores se fueron jubilando y los jóvenes se buscaron la vida en otros trabajos porque no ven futuro en el sector", explica Tere Menéndez, la dueña de "Rubia" y a la que considera su mascota. "La gente tiene perros o gatos, yo tengo una vaca que me sirve para entretenerme y para tener algo que hacer todos los días", comenta Menéndez.

En su aspecto físico, Piedrafita también ha cambiado mucho y aún se nota más desde el inicio de la concentración parcelaria que afecta a toda la parroquia de Ponte. "Es un pueblo precioso que en la última época mejoró muchísimo, con caminos asfaltados que cambiaron el aspecto de las calles, a lo que se suma ahora la concentración parcelaria con una red de viales que une todos los pueblos de la parroquia", explica Tere Menéndez. La única pega que encuentra es que "ahora nos haría falta que volviera gente joven porque aquí somos casi todos jubilados".

El pueblo está atravesado por la carretera que une Tineo con las localidades de Gera y Navelgas, por lo que se convierte en un lugar de tránsito que consigue mantener con vida sus dos bares, uno de ellos con restaurante. "Ahora en los bares te encuentras a gente de paso, que paran a comer o a tomar algo, pero antes se podían juntar hasta 20 personas del pueblo a jugar partidas y pasar un rato, sobre todo, a última hora del día", explica Jesús Rodríguez, alcalde de barrio.

Si hay de algo de lo que se sienten orgullosos los habitantes de Piedrafita es de haber logrado sacar adelante una fiesta con sus vecinos de los pueblos limítrofes, Piedralonga y Norón. "Se recuperó hace pocos años y se ha convertido en una fiesta que atrae a mucha gente", explica José Luis Menéndez. Se trata de la fiesta de San Pelayo, en honor al santo que guarda una pequeña capilla situada en Piedrafita y que tiene su historia, ya que estuvo adjunta a la casa palacio de Eugenio Manuel Álvarez Caballero y Cornás, magistrado y político nacido en Piedrafita en 1736, y que según narra la tradición local fue trasladada en el siglo XIX.

Esta capilla se conserva en buen estado gracias a los cuidados de los vecinos que se encargan de su mantenimiento y restauración.

Precisamente, al lado de la capilla se encuentra una fuente con un gran lavadero, que en una de sus piedras aparece tallada la fecha de 1944. Aunque se mantiene en pie, está un poco descuidada y para los vecinos sería una buena inversión poder darle un mantenimiento. "Porque es un lugar con muchos recuerdos, donde íbamos antes todas las mujeres a lavar la ropa", cuenta Tere Menéndez.

Compartir el artículo

stats