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MARÍA BIBIANA FERNÁNDEZ | Pediatra y asesora en comedores, presidenta del colectivo de padres del colegio Ramón Muñoz de Luarca

"No hicimos suficiente hincapié en los hábitos alimenticios sanos en pediatría"

"Para comer bien en casa hay que generar en los adultos la necesidad de aprender lo que es apropiado"

Bibiana Fernández, en su consulta de Trevías. A. M. SERRANO

María Bibiana Fernández (Luarca, 1966) es una de esas personas activas a las que les da tiempo a hacer de todo. Es pediatra, asesora para comedores escolares públicos en el área sanitaria I y presidenta de la Asociación de Padres y Madres del colegio público Ramón Muñoz de Valdés, el más grande del municipio. Dice que hay un secreto para poder con todo: poner ilusión en lo que se hace. También cree que la mejor forma del ser humano para relacionarse es a través de los niños.

-¿Comen bien los niños?

-Si tenemos en cuenta los índices de obesidad infantil de Asturias, está claro que no. Creo que deberíamos hacer lo posible para que nuestros pequeños comieran productos de calidad, para que aprendieran a conocer y distinguir los alimentos a edades tempranas y para que desearan comer frutas y verduras a diario. En nuestra sociedad siempre pensamos en la cantidad: "que coma mucho y siempre", pero en edades tempranas hay que marcar otra impronta. Hay que presentar alimentos diversos y sanos para que los niños sean capaces de reconocer los sabores y asociarlos a la primera infancia.

-¿Funciona bien el programa de asesoramiento de comedores de colegios del área sanitaria I?

-Estamos muy satisfechos con los resultados. Empezamos a trabajar en 2009 y desde entonces hemos cambiado muchos menús. Antes se ofrecían pocas verduras y frutas, había exceso de carne e incluso eran habituales los platos precocinados. Y hay que tener en cuenta que a medio plazo tener hábitos saludables, comer frutas y verduras, mantener el peso, hacer ejercicio... nos previene de ciertas enfermedades como la diabetes, la hipertensión, el colesterol... e incluso de algunos tipos de cáncer.

-La Organización Mundial de la Salud dice que no se debe comer carne procesada.

-Comer estas carnes es un factor de riesgo asociado a determinados tipos de tumores. Algo que ya se sabía. Desde mi punto de vista, eso no quiere decir que tenemos que dejar de comer carne, pero sí que debemos ingerir también otros alimentos protectores. Hay que seguir la pirámide alimentaria de toda la vida, algo que esta sociedad no hace.

-¿Por qué cree que existe esta dejadez?

-En Asturias se explica por un factor cultural. Tenemos productores de carne y de lácteos y, antaño, se comía lo que se tenía o se producía en casa. Sí tenemos algo favorable: la costumbre de comer legumbres. Eso sí, deberíamos comerlas sin tantas carnes. En este sentido, tal vez los pediatras no hemos hecho suficiente hincapié en la importancia de promover estos hábitos alimenticios sanos y sería el momento de hacer una reflexión sobre nuestro trabajo. Un pediatra de atención primaria tiene que dedicar mucho de su tiempo de consulta a la prevención. Yo creo que durante la primera infancia o en el primer año de vida de un niño controlamos mucho la introducción de alimentos en las dietas, pero luego dejamos de lado todas las herramientas que hemos puesto en práctica. En el colegio y en casa tenemos que saber hacer un menú adecuado para los niños y eso requiere trabajo. Hay que generar en los adultos de la familia la necesidad de aprender sobre lo que es sano y apropiado. Por lo demás, en muchos casos, en la primera infancia se fuerza el apetito del niño. Con cuatro o cinco años comen poco y es algo fisiológicamente normal que no aceptamos. No debe preocuparnos. Las raciones pequeñas son normales para un niño de esta edad. E insisto con las frutas y verduras: es mejor que coma dos trozos de brócoli que un plato de espaguetis.

-¿No se debe nunca forzar a un niño a comer?

-A un niño sano y normal no hay que forzarle a comer nunca, claro que no. No deben acabar todo el plato si no lo desean porque no debemos forzar su mecanismo de saciedad. Sí se debe estimular a que prueben alimentos sanos y, por supuesto, los adultos debemos dar ejemplo. Al final, comen lo que ven comer en casa.

-Es pediatra en el centro de salud de Trevías. ¿Cree que está valorada su profesión?

-Sí. El pediatra tiene una relación directa con la familias, conoce mucho a los pacientes y hace una intervención sanitaria adecuada. Es cierto que a veces tenemos necesidades. Por ejemplo, se deberían ofrecer más formación específica. También es necesario atender las sustituciones, que en época de crisis no se han atendido bien, y evitar en la medida de lo posible que nos quedemos sin algún tipo de material, como ha pasado.

-En los últimos años se ha cuestionado la medicina occidental. ¿El pediatra debe abrirse a nuevas prácticas?

-En una profesión como esta tienes que estar en permanente cambio, adquiriendo siempre nuevos conocimientos. Es cierto que el conocimiento evoluciona y hay que estar abierto, pero la medicina que conocemos y tenemos probada es la occidental.

-Es también presidenta de la asociación de padres y madres del colegio público Ramón Muñoz de Luarca. ¿Es necesaria la implicación de las familias en estos colectivos?

-Si una asociación de este tipo es activa se mejora la calidad de la educación y la convivencia en el centro escolar. Siempre se necesita que las familias trabajen para lograr objetivos mayores. El gran mal de estos colectivos es la falta de participación.

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