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Castropol prepara el homenaje a Don Paco

El acto se desarrollará en el colegio La Paloma, donde ejerció como docente y director, el 6 de febrero a mediodía

Francisco López, a las puertas de La Paloma, en una imagen de 2012. T. C.

"A Don Paco. En reconocimiento a su labor como maestro y director entre los años 1979 y 2015". Así rezará la placa que se instalará en la entrada principal del colegio castropolense La Paloma y que recordará para siempre al docente Francisco José López, que falleció el pasado noviembre a los 65 años de edad. La instalación de la placa, que incluirá también la repetida frase del maestro figueirense "Rememos todos en la misma dirección", tendrá lugar el próximo 6 de febrero durante el acto de homenaje que se le está preparando.

El director del colegio castropolense, José Manuel Fernández, confirmó ayer que el homenaje cuenta con el respaldo de la familia del fallecido y también del Ayuntamiento de Castropol. La actividad comenzará a las 12 del mediodía en el comedor del colegio y estará abierta al público en general.

El programa de la jornada incluye una misa que oficiará el párroco castropolense, José María Bedia "Motorín". También habrá música a cargo de una agrupación coral y del director de la Escuela de Música de Castropol, Reinhold Bohrer. Asimismo, se abrirá un turno de palabra en el que, previsiblemente, intervendrán el alcalde de Castropol, José Ángel Pérez, el director del centro y un representante de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA).

El centro también está elaborando una proyección, que incluirá diferentes imágenes del fallecido, y se habilitará un panel a la entrada del colegio donde se recogerán algunos de los mensajes que se publicaron en las redes sociales nada más conocerse la triste noticia de la desaparición del docente.

López era muy querido en su concejo natal, donde, además, desarrolló la mayor parte de su vida profesional. En 1979 accedió como maestro al colegio La Paloma, creado cuatro años antes. Pocos cursos después se hizo cargo de la dirección del colegio, puesto que ocupó hasta abril del año pasado, cuando se jubiló.

Sus compañeros de trabajo le recuerdan como una persona cariñosa, con capacidad para capitanear el centro, formar un buen equipo de trabajo y hacer frente a los cambios que se fuesen sucediendo en el sistema educativo. Sus alumnos también se deshacen en halagos hacia el maestro al que llamaban Don Paco.

Tal vez éste no sea el último acto de agradecimiento al de Figueras, también muy implicado en la vida cultural y social de su pueblo natal. Tanto el Ayuntamiento como la dirección del centro ven con buenos ojos la posibilidad de cambiar el nombre del centro y bautizarlo con el del maestro que marcó a generaciones de castropolenses.

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