Una carpa colocada en la plaza del General Riego de Tuña hizo que las lluvias de primeras horas del día no asustasen a ganaderos y visitantes de la feria de San Blas y que la localidad tinetense fuese un hervidero de gente durante toda la mañana.

La tradicional feria, la primera de la temporada en la comarca, consiguió reunir a unas 80 cabezas de ganado entre vacuno y equino que comenzaron a venderse entrado el mediodía. "Esta feria es tranquila, el movimiento comienza a las doce", coincidían en destacar los ganaderos que llevaron sus reses al mercado.

Los precios de la feria, que suelen ser considerados los que marcan la tónica a seguir en los próximos mercados, se mantuvieron en la misma línea de 2015. Por las novillas preñadas de raza Asturiana de los Valles se pidieron hasta 2.000 euros, mientras que las vacas ya paridas llegaron a alcanzar los 2.500 euros.

"Los precios están más bien bajos, se prevé un año tranquilo siguiendo con la misma tónica del pasado, así que si se mantienen los precios será bastante", aseguró Primitivo García, de Belmonte. Para José Vitorio, ganadero de Tuña, los precios fueron "asequibles para las necesidades de ingresos actuales en las ganaderías" y destacó la buena iniciativa de vecinos y Ayuntamiento de cubrir la plaza "porque se logró más animación en la feria y así se mantiene la tradición y la relaciones sociales".

La feria de San Blas también es conocida como la de las naranjas. Aparte de ganado, hay mercado de alimentación. Pero los puestos de cítricos son los más concurridos.

Antaño, eran agricultores de la zona del bajo Narcea los que acudían con su producción a vender, ahora la fruta viene de la zona Levante, pero la tradición se mantiene y todo el que asiste a la feria se lleva a casa unos kilos de naranjas o mandarinas.