La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

San Esteban, una visita obligada

El pueblo tinetense cuenta con una casa museo y una iglesia del siglo XIII y disfruta de las vistas del monte Armayán, en cuya gestión participa

Adrián García, en la ganadería que lleva con sus padres. D. ÁLVAREZ

Los vecinos de San Esteban de Relamiego subrayan dos cosas de su pueblo: su situación, a tan solo nueve kilómetros de Tineo y de camino a Cangas del Narcea, algo importante para acudir al hospital; y contar con un museo entre sus casas.

"Somos un pueblo pequeño y cada vez con menos habitantes, pero tenemos un museo que por el verano trae a mucha gente para verlo, incluso autocares", enfatiza una vecina de San Esteban. Se refiere al museo "De la Cera Infanzón" que traslada al visitante a una típica cocina asturiana, un hórreo, pasando además por diferentes salas en las que se exponen maquetas de barcos, tapices, una colección de muñecas de porcelana y de cajitas de música que pertenecen al creador del museo, Celestino de la Cera, que hace unos años decidió convertir su casa del pueblo en un museo personal que abre al visitante en los meses de verano.

"El museo está muy guapo y anima los veranos con la llegada de gente para verlo", apunta María Elena Rodríguez. Además, el pueblo cuenta con otro atractivo, o que al menos lo fue hace décadas: su iglesia. Data del siglo XIII y Juan Manuel Fernández recuerda que cuando era un niño "me encargaba de abrir las puertas de la iglesia a los visitantes que llegaban al pueblo para ver sus retablos y me ganaba una propina". Ahora las visitas a la iglesia se han terminado y sus vecinos reconocen que debería someterse a una reforma, puesto que presenta un aspecto un tanto descuidado.

Su entorno, rodeado de bosque de pinos y castaños, también da una bonita imagen al pueblo. En esta estampa destaca el monte de Armayán, donde cada dos años se celebra la feria internacional de Asturforesta, y en la que el pueblo tiene una parte para cuya gestión se han asociado en una junta vecinal que recibe un rendimiento de la explotación forestal del monte.

No obstante, la principal actividad de San Esteban de Relamiego es la ganadera. Son cinco las ganaderías activas, una a punto del cierre por jubilación, pero también hay quien ya cuenta con relevo generacional. Adrián García decidió hace unos años incorporarse a la explotación de leche que regentan sus padres y, aunque reconoce que "es un trabajo duro, que exige mucho tiempo", no lo cambiaría para irse a la ciudad porque "en el pueblo se vive muy bien, hay mucha tranquilidad y silencio", resalta.

Los ganaderos de la localidad tinetense esperan la llegada de la concentración parcelaria. Saben que la tienen aprobada y ahora cuentan los meses para ver llegar la maquinaria a la zona para comenzar a trabajar. La agrupación de parcelas afectará a la parroquia y beneficiará a los ganaderos en activo, que se quejan de que "trabajar con la maquinaria en este pueblo no es fácil".

Entre sus peticiones está el que se arregle la pista de acceso a la localidad, con un kilómetro de distancia estrecho y en mal estado que sus vecinos ven peligroso para la circulación. El interior del pueblo reconocen que se conserva bien después del arreglo al que se sometió hace casi siete años, que además dio pie a la recuperación de las fiestas del pueblo. "Para inaugurar las obras organizamos una celebración que decidimos mantener y ahora tenemos fiesta el primer sábado de agosto, en el que nos reunimos todos los vecinos y familiares", explica Adrián García.

La localidad cuenta con 17 casas de las que ocho están habitadas, sumando unos 25 vecinos.

Compartir el artículo

stats