La continuidad de la Poza tal y como se conoce en la actualidad pasa por abrir un canal entre la laguna y la bocana de la ría, y sellar su protección por el norte reforzando el sistema dunar de la playa. Es la propuesta de actuación que presentó ayer en Navia el Instituto de Recursos Naturales y Ordenación del Territorio (Indurot) y que pudieron conocer los vecinos de la mano de Jorge Marquínez, director del centro. Este estudio se plasmará, en el plazo de un mes y medio, en un proyecto de obra que ejecutará la Demarcación de Costas y que persigue frenar el deterioro que sufre esta marisma y evitar así su colmatamiento.

La propuesta, señala el propio Marquínez, "no es una fórmula mágica, aunque sí es la que nosotros pensamos que es la mejor para la Poza", un ecosistema "con un déficit de arena muy importante". El estudio contiene una concienzuda recopilación de todos aquellos fenómenos que han tenido efecto en la zona desde el siglo XIX, como crecidas del río o temporales de oleaje. Los factores analizados son múltiples, desde la construcción de los embalses de Grandas de Salime, Doiras y Arbón hasta el efecto del calentamiento global. "La tendencia natural de la Poza es colmatarse, a la vez que se erosiona el sistema de dunas", apunta el director del Indurot.

Los autores del estudio han constatado que existen varias tendencias en la dinámica que alimenta a la Poza. Entre ellas se encuentra el aumento en la frecuencia e intensidad de los temporales de oleaje, la reducción de las crecidas y de la cantidad de sedimento fluvial que llega hasta la costa, así como un aceleramiento del aterramiento de la marisma. Todo ello conduce a una menor fuerza del poder de las mareas en la zona y a una importante erosión del campo dunar de la playa, que es la barrera de protección de la Poza por el norte. Si no hay dunas, queda expuesta a futuros oleajes y corre el riesgo de ser sepultada por los sedimentos del arenal, hasta colmatarse completamente.

Por todo ello, la actuación propuesta se centra en dos ámbitos: el canal de entrada de agua desde la ría y el sistema dunar. El plan prevé la construcción de un canal, bajo el paseo marítimo, de un ancho de entre 20 y 40 metros de anchura. Lo suficiente como para que el agua discurra libremente, y con fuerza, entre los vasos comunicantes que son el cauce fluvial y la laguna. Los expertos confían en que la acción de las mareas propicie la oxigenación del agua de la Poza, así como la salida de arena y sedimentos del interior. Para reforzar las dunas el plan del Indurot establece una serie de medidas entre las que están una reordenación del tránsito de personas, instalando pasarelas por encima de las dunas, para que reciban una afectación mínima por la acción del hombre. Todas estas medidas precisarán de un "mantenimiento y una vigilancia constante", explica Marquínez, como pueden ser dragados puntuales si la arena cierra el canal.

"Se trata de un estudio previo sobre qué soluciones se deben adoptar, que se reflejará en el proyecto", apunta Manuel Calvo, director general de Recursos Naturales, que destaca la unión para esta actuación de entidades como el servicio de Puertos, la Demarcación de Costas, el Ayuntamiento y el Principado. "Ahora debemos licitar la redacción del proyecto, que estará finalizado en el plazo de un mes y medio", anuncia Calvo.

Por su parte, el alcalde de Navia, Ignacio García Palacios, agradecido al Indurot por un trabajo "brillante", subraya la participación ciudadana que acompaña a este iniciativa y deja claro que "la Poza siempre va a necesitar la mano del hombre, porque también fue creada por ella". También considera que el coste de la obra "no será un impedimento para que se lleve a cabo".