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Riocastiello, un pueblo con mucha historia

La localidad tinetense, conocida por su miel del Castro y sus restos arqueológicos, afronta unida el problema de la despoblación

Mirta Rodríguez en su huerta. D. ÁLVAREZ

Cuentan los vecinos que el nombre de su pueblo viene de dos elementos singulares que se sitúan en su entorno. Por un lado, el río Bárcena, que cruza por la zona baja del pueblo, y, por otro, un antiguo castillo situado en la zona alta de la localidad del que apenas se conservan los cimientos. Este último no es el único vestigio del pasado de Riocastiello que se conoce en la zona, ya que los vecinos tienen constancia de la existencia de castros y también de la explotación aurífera de los alrededores por los romanos.

Entre los mayores del lugar existe el recuerdo de la aparición de diferentes objetos de bronce, piedra y cerámica de otros tiempos. "Siendo una niña, cuando mis vecinos iban a arar, en la finca en la que estaba situado el castillo aparecían entre la tierra vasijas de piedra, cacharros, incluso algo similar a una espada, piezas de bronce y hasta una silla de montar de una especie de piedra que utilizábamos para jugar", rememora Mirta Rodríguez. De esas piezas nada queda en el pueblo, ya que las más vistosas se llevaron a Oviedo, los vecinos suponen que con destino a algún museo, y las de menor importancia se destinaron a juegos para los niños y utensilios en las casas.

Tampoco queda gran cosa del Riocastiello de aquella época de descubrimientos. Un pueblo con 32 casas habitadas por familias numerosas, como era común décadas atrás, frente a las 13 que se mantienen abiertas a diario, formadas por núcleos familiares que van de una a tres personas. "Riocastiello era como una villa, había muchísima gente, tres bares tienda, colegio... y ahora quedaremos unas veinte personas", explica Juan Gómez.

La actividad ganadera, el comercio, incluso la artesanía con la presencia de un madreñeiro, o la albañilería eran los principales formas de sustento de los vecinos de Riocastiello, donde aún se mantienen tres ganaderías de leche, a pesar de lo costoso que resulta el trabajo en la localidad. "La ganadería es costosa porque tenemos muchas zonas pendientes, no contamos con sierra y no es sencillo para trabajar con maquinaria", explica Anita del Río.

La miel es otra de las señas de identidad del pueblo. Hace unos años era habitual encontrarse colmenas en todas las casas, ahora tan solo un vecino mantiene viva la tradición con un buen número de abejas que producen la miel del Castro. Se trata de Tino Gómez, que además hace unos años inició un proyecto de apadrinamiento de colmenas que se ha extendido por todo el país y cuyo objetivo es promocionar el mundo rural y la vida en los pueblos, así como el arte de la apicultura.

Además, si de algo presumen en Riocastiello es del buen ambiente vecinal que existe y sobre todo del apego al pueblo que los jóvenes sienten por su lugar de origen, aunque ninguno vive habitualmente allí. "Entre ellos están muy unidos y son muy agradables con todos los vecinos; además, son los encargados de organizar la fiesta el segundo sábado de julio", explica Juan Gómez, que afirma que "así da gusto vivir en el pueblo".

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