La biblioteca del colegio público Verdeamor de Tineo se ha convertido en una improvisada mini granja de aves. En un rincón del habitáculo, en una caja iluminada por una bombilla, se esconden 19 pollos de pita pinta asturiana. Llegaron al colegio en una incubadora, como huevos recién fecundados, y después de algo más de 21 días de incubación, 19 de los 38 huevos se abrieron dejando salir al exterior unos pequeños pollitos. Los alumnos del colegio fueron partícipes de todo el proceso y esperaron con impaciencia el feliz desenlace.

"Se nos hizo un poco larga la espera y estábamos muy nerviosos", comenta Yaiza Cortina, alumna de quinto. Precisamente, los escolares de los últimos cursos del colegio fueron los que pudieron ver el final del proceso y asistir a la eclosión de algunos de los huevos.

"A través de la cáscara se veía el embrión y el día antes de nacer se les oía piar dentro del huevo. Luego, cuando salieron, estaban muy mojados", explica, fascinada, Ángela Rodríguez.

Durante los 21 días que estuvieron los huevos en la incubadora los escolares seguían el proceso de maduración del embrión a través de un ovoscopio. "Al principio solo se veía la separación de la yema y la clara, pero en pocos días se empezó a ver el embrión", relata Alejandro Fernández.

La motivación e implicación del alumnado en este proyecto, que promueve la Asociación para la Recuperación de la Pita Pinta (ARPA) con la financiación de la fundación Caja Rural, ha hecho que el colegio dedique las jornadas culturales del centro a los gallos y las gallinas. "En clase estamos trabajando las gallinas desde todas las perspectivas porque está experiencia les ha gustado y no la van a olvidar en la vida", explica María José Busta.

El día antes de las vacaciones de Semana Santa se producirá el momento más esperado por los niños: el sorteo de los pollitos entre el alumnado.