Buena parte de los pescadores valdesanos salieron ayer a la calle para decir un "rotundo no" a la instalación de una planta de cría de mejillón frente a las costas del concejo. Fueron más de doscientas personas las que se concentraron en la Villa Blanca manifestando su rechazo ante un proyecto que ha generado una división interna en la cofradía luarquesa, y que amenaza con crear una división social entre quienes ven en él una futura fuente de puestos de trabajo y quienes lo consideran "una privatización" del espacio marítimo.

Ayer se hicieron visibles los del "no". "No a la especulación del mejillón, no a la especulación con la mar, que es de todos, con las subvenciones; no a los que intentan dividir nuestra comunidad", tal y como se leyó en el manifiesto, en un acto que tuvo lugar en la plaza del Ayuntamiento. Antes, un centenar de trabajadores del sector y vecinos interesados asistieron a una asamblea informativa, en la que pescadores gallegos y miembros de la Coordinadora Ecologista de Asturias respondieron a todas las dudas.

Las principales razones que esgrimen los pescadores valdesanos, apoyados por la totalidad de las cofradías de la región, se basan en la privatización del espacio que supondría la planta (de más de sesenta hectáreas) y los efectos que ésta pueda tener sobre los ecosistemas de la zona, sobre todo de las diferentes especies de pescado y los percebes. "Si sale adelante, estaríamos hablando de unas setecientas hectáreas de área de exclusión a la navegación, en una zona de pesca rica", explica Ángel Garrandés, pescador y socio de la cofradía luarquesa. "Además, tenemos incertidumbres: una suelta masiva de larvas puede generar el colapso de una pesquería que está perfectamente organizada y es sostenible", añade.

Los opositores a la mejillonera contaron con el apoyo de trabajadores del sector de municipios vecinos, como Navia o Cudillero, así como de la asociación valdesana de turismo rural, Avatur. Dimas García, presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de Asturias, argumenta que se trata de un proyecto que cuenta con el rechazo masivo del todo el sector pesquero, porque "trata de privatizar la mar" y no sale rentable hablando de puestos de trabajo: "Si para dar treinta puestos de trabajo quitamos diez o doce embarcaciones del mar, estamos mucho peor", señala. Propone, por contra, que este tipo de explotaciones se testen en otras regiones, como el País Vasco, "y si dentro de unos años vemos que funcionan, las traeremos en beneficio de los propios pescadores, no como se está haciendo ahora".

La marcha discurrió desde la Casa del Mar, donde se ofreció la sesión informativa, hasta la plaza del Ayuntamiento. Una pancarta con el lema "Vizcaíno dimisión", señalando al director general de Pesca, encabezó la protesta. "Pedimos su dimisión por sus modos y maneras de actuar, y porque durante su gestión no hemos sacado nada en positivo de todas las gestiones que ha hecho". Alberto Vizcaíno se posicionó, al igual que una parte de la cofradía luarquesa, a favor de la instalación de la planta, alegando que es una fuente de riqueza para la población.

No obstante, los manifestantes también dijeron "sí". "Sí a la pesca artesanal, al marisqueo, a la sostenibilidad y al bajo impacto, sí a que se nos informe para tomar decisiones soberanas, sí a los pescadores, salvaguardas del mar, y sí a los políticos que cumplen sus promesas", proclamaron en el manifiesto.

El siguiente paso de los opositores a la mejillonera, que se encuentra en trámite de evaluación ambiental, será llevar su postura al pleno valdesano.