La planta de tratamiento de purines de Navia iniciará su actividad en el plazo de un año, y alcanzará su máximo rendimiento unos seis meses después. Las obras marchan a buen ritmo, y tras el parón inicial a causa de los problemas de financiación, el proyecto, pionero en la comarca, coge forma a pasos agigantados. Ayer, Ignacio García Palacios, el alcalde de Navia pudo comprobar, durante una visita a las instalaciones junto a los promotores de la iniciativa, el progreso de los trabajos, con los que manifestó sentirse "muy satisfecho".

"Está prevista la terminación mecánica para el mes de febrero o marzo del año que viene. A partir de ese momento, se comenzará a poner en marcha. Al ser un proceso biológico, tarda unos meses", explica Marcos Quevedo, director del proyecto, que considera que tardará en llegar al pleno rendimiento "unos seis u ocho meses", un plazo variable en función de los resultados de las pruebas y la evolución de las bacterias responsables de convertir el purín en energía y residuo seco.

Las dudas que existían sobre la planta se han difuminado: "Están cerrados todos los aspectos que quedaban por decidir, la obra va con un cronograma y unas fechas que hay que respetar", señala Quevedo, satisfecho con el avance en los trabajos.

"Esta planta supone convertir dos problemas dentro del mundo rural en dos beneficios. Por un lado, se resuelve la gestión de los purines en las explotaciones ganaderas, y se evitan daños medioambientales, y por el otro se obtiene energía y un abono seco con unas condiciones excelentes", alaba García Palacios, convencido de que la planta ha tomado "velocidad de crucero". El regidor se muestra "encantado" de que el concejo cuente con esta instalación, de carácter privado, "que no es un experimento, sino que ya es una realidad en muchos países del norte de Europa, donde llevan mucha ventaja en la gestión de los purines de ganadería".

La planta de purines, que está ubicada en Armental, ha supuesto una inversión cercana a los quince millones de euros, y está promovida por una empresa, Biogastur, con el apoyo de Central Lechera Asturiana. Las previsiones apuntan a que tendrá capacidad para tratar 1.000 toneladas de residuos al año, y dará empleo a más de una decena de personas.

El de tratamiento de purines no es el único proyecto de generación de energía en marcha en Navia. El municipio está inmerso en el programa "Life Biobale", con el que se busca convertir los desechos forestales en energía para calentar el agua de las instalaciones deportivas y el instituto. "Ya se están construyendo las calderas. Pronto comenzará la obra civil, y el año que viene podría estar en marcha", anuncia el primer edil naviego.