"Estoy siempre en las nubes porque un ilustrador está siempre imaginando, fijaos que trabajo más divertido", contó ayer en Castropol el ilustrador burgalés, aunque afincado en Asturias, Goyo Rodríguez. El Foro Comunicación y Escuela le invitó a participar en un encuentro con escolares de la comarca Oscos-Eo junto a la autora Lucía González Piquín, con la que compartió trabajo en "La perla del Greco", y él aprovechó para pedir a los más pequeños que no dejen jamás de dibujar.

Rodríguez no comprende por qué tras las edades más tempranas los niños pierden su afición al dibujo, y les recomendó continuar en ello y también fomentar la creatividad pasando algún rato cada día imaginando en qué otras cosas se podría convertir cada objeto cotidiano: "Podemos descubrir un montón de cosas en todos los elementos que conocemos".

Escritora e ilustrador defendieron la importancia del libro como una herramienta para descubrir cosas, encontrar refugio o vivir emocionantes aventuras. "Os animo a que escribáis y leáis mucho, también a que guardéis vuestros escritos, pues nunca se sabe cuándo ese cuento puede salir a la luz", aconsejó la ovetense, que desveló a los pequeños sus raíces familiares en Tapia y su vinculación a Castropol a través de la biblioteca Menéndez Pelayo y de una afición a la vela que la llevó a recorrer cada palmo de la ría del Eo. Fue su madre la que envió a Anaya su historia del Greco, y por casualidades del destino el trabajo se convirtió hace dos años en libro juvenil.

González Piquín, que ahora estudia Medicina, habló a los estudiantes de quinto y sexto de Primaria sobre cómo llegó a escribir la historia a partir de un viaje familiar a Toledo. Tras muchas horas de estudio y preparación tejió una historia ligada al cuadro del afamado pintor "Vista y plano de Toledo". González Piquín insistió en la importancia de la documentación previa: "A la hora de contar cualquier cosa de épocas pasadas es muy importante el rigor histórico, por eso me atuve a los datos que tenemos de la época como ropas, usos o costumbres".

Las preguntas de los pequeños fueron de lo más variadas, desde el niño que preguntó por qué los dibujos del ilustrador eran "tan extraños" hasta el que quiso saber por qué la autora no se anima a publicar ahora algo sobre Cervantes en el 400º. aniversario de su muerte. Ambos profesionales terminaron el acto firmando ejemplares de obra conjunta a los más pequeños.