Introducir las nuevas tecnologías en clase y conseguir un alumnado más participativo, sobre todo en el aprendizaje de nuevas lenguas, son dos de los retos que se han marcado un grupo de profesores del instituto Concejo de Tineo dentro del proyecto Erasmus KA1 de movilidad escolar, que ha llevado a seis a viajar a centros de educación de Suecia, Polonia y Turquía para conocer las diferentes metodologías existentes e intentar importar ideas para mejorar su enseñanza.

La experiencia del Erasmus la desarrollaron en los últimos meses y ayer presentaron ante padres, profesores y alumnado los resultados de esa primera fase del proyecto. La idea es interconectar a los alumnos de los tres colegios extranjeros con los del centro de educación secundaria tinetense y desarrollar trabajos de forma común y continuada a través de la plataforma digital eTwining. "Ya hemos puesto en marcha la plataforma que nos unirá a Lund (Suecia) y a Estambul (Turquía)", apunta el coordinador del proyecto José María González. Con Polonia el trabajo es más pausado, ya que la idea del colegio visitado, en la ciudad de Poznan, es realizar un intercambio real de alumnos durante una semana de cara al curso que viene.

Pero el viaje también ha servido a los profesores para ver el funcionamiento de la educación en otros países y analizar qué criterios podrían se importados para mejorar la enseñanza y el aprendizaje de los alumnos. Entre ellos destacan el uso generalizado de las nuevas tecnologías, lo que creen que facilita el trabajo y la forma de llegar al alumnado. "Nos impresionó la gran cantidad de medios con los que cuentan y todo funciona bien, cada alumno tiene su propio ordenador o tableta", explica Nuria Díaz, que fue a Suecia, a un centro que ya utiliza la plataforma eTwining para trabajar con colegios de otros países europeos. "Los alumnos llegan a clase y van interviniendo en los diferentes foros abiertos; aquí para arrancar el proyecto les he tenido que pedir que lo hiciesen desde casa e incluso que sacaran sus propios móviles en clase porque no tenemos medios", lamenta Díaz.

El respeto hacia el material, el profesorado y más silencio en las aulas y los pasillos también son costumbres que les gustaría establecer en el centro después de ver que en otros lugares es posible. "Había pizarras digitales instaladas y todas funcionaban, aquí tenemos miedo a colocar ordenadores en el aula y que vayan a durar dos días", apunta Montse Fernández, que fue a Estambul.