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"Tratamos de dar niveles altos de calidad y seguridad", dicen los anestesistas de Jarrio

Un grupo humano de siete personas controla a los pacientes antes, durante y después de las intervenciones quirúrgicas

Jesús Ángel Vicente y Felipe Bernardo, en Jarrio. G. GARCÍA

Su papel es silencioso, pero, al mismo tiempo, vital para el funcionamiento de un centro hospitalario. Los anestesistas forman un equipo humano esencial para que salgan adelante todo tipo de intervenciones quirúrgicas, partos y otras muchas actuaciones sanitarias. En el Hospital de Jarrio siete profesionales trabajan a diario en el servicio de Anestesia. "Estamos organizados para que nuestros pacientes sean intervenidos con total seguridad, y en un momento que es muy estresante para ellos", explica Jesús Ángel Vicente, jefe de servicio.

El pasado año, se realizaron en este centro un total de 3.288 intervenciones, unas tres mil programadas y el resto, de urgencia. Jarrio cuenta con tres quirófanos, que trabajan durante toda la mañana, y uno de ellos también por la tarde, tres veces por semana. Los anestesistas, junto a otros profesionales, siempre están ahí.

"Somos responsables de los cuidados anestésicos antes, durante y después de la cirugía. Siempre tratamos de dar niveles altos de calidad y de seguridad, para lo que contamos con unos importantes medios", apunta Felipe Bernardo, facultativo de este área.

Sin embargo, el trabajo de estos especialistas se inicia mucho antes de que el paciente atraviese las puertas del quirófano para someterse a una intervención. Con anterioridad, en el preoperatorio, los anestesistas ven en la consulta a todos los pacientes, y realizan una completa evaluación, analizando su patología previa, sus alergias, la medicación que toman... "Con todos los datos que recogemos y la valoración de las pruebas, determinamos el riesgo quirúrgico y anestésico. Establecemos un plan que está adaptado a su intervención y a su patología, con lo que aumenta la seguridad", señala Bernardo.

Estas pruebas sirven, además, para detectar enfermedades. "Mucha gente que viene a operarse descubre aquí que tiene otra patología: los casos más comunes son la diabetes y las arritmias", detalla Vicente, quien señala que, antes de ser intervenidos, esos pacientes son derivados al especialista correspondiente.

También se realizan consultas de alta resolución, en las que en un sólo día se toman todas las pruebas. Son especialmente utilizadas por gente mayor y que vive lejos del centro hospitalario.

"En Jarrio se trabaja, y mucho", recalca el jefe de los anestesistas, que cifra en un 77 por ciento el índice de ocupación de los quirófanos. Unas instalaciones a las cuales, si bien cumplen con las necesidades de la población, "no les vendría mal una reestructuración", cree Vicente, para atender mejor las intervenciones de urgencia.

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