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Boal abre camino a las setas como recurso

La sociedad micológica local pide regular la recogida, que Mercedes Molina enmarca en un "desarrollo rural multifuncional"

Molina, durante su charla.

La sobreexplotación y la recogida indiscriminada ponen en peligro una de las mayores riquezas de Boal: sus setas. El concejo, trufado de zonas de gran valor micológico, sufre año tras año este problema, que la recién creada sociedad micológica quiere atajar mediante una ordenanza municipal específica. Ayer, Mercedes Molina, experta en Micología y Desarrollo Rural de la Universidad Complutense de Madrid, visitó la zona y ofreció su colaboración para convertir a Boal en una "experiencia piloto", en que la normativa permita una explotación sostenible de este recurso.

"La zona es maravillosa. Por eso exige un compromiso de sostenibilidad. No se puede actuar sin una gestión responsable y sostenible para que las generaciones futuras puedan disfrutar también de algo que para mí es un importante recurso: esta naturaleza", señaló Molina, durante una visita al monte de Penouta. La experta aboga por ir hacia un "desarrollo rural multifuncional", en el que la recolección de las setas se pueda combinar con otros aprovechamientos, como la ganadería y la apicultura.

En esa línea, Mercedes Molina agradeció el trabajo de las sociedades micológicas para dar a conocer esa labor de sostenibilidad, y alabó en especial la labor desarrollada por la de Boal, que "se ha dado cuenta de que, por la presión recolectora externa derivada de un importante aumento de la demanda en la gastronomía micológica, es necesario regular la oferta".

Si no se lleva a cabo esa regulación, puede ponerse en riesgo esta riqueza natural, que "se evade del lugar y se va a otros sitios", advirtió Molina.

Por todo ello, Molina pidió un "compromiso político con las sociedades y entidades locales para empezar con una experiencia piloto, que puede ser aquí, en la zona de Boal", y se mostró partidaria de que las normativas se desarrollen "desde la presencia viva del territorio, y no solo desde los despachos".

Su experiencia, que le llevó a crear la primera normativa de este tipo en Soria, hace quince años, le dice que debe haber "un asentimiento de la población local", y para ello son fundamentales los cursos y las charlas formativas, realizar salidas al campo y, "principalmente, trabajar con los niños, que pueden ser los mejores educadores de los mayores para que se dé ese cambio de mentalidad", argumentó.

Con especial atención recogieron estas premisas en la Sociedad Micológica de Boal. Su presidente, Alejandro López, subrayó la necesidad de que se regule este tipo de prácticas: "Tenemos a la persona que mejor nos puede enseñar a hacerlo. Esta zona es excelente para las setas. Está explotada de una manera bestial, viene gente de fuera para vender, se llevan cantidades industriales. Estamos contentos con que venga gente, pero queremos que lo hagan con respeto", señaló.

El colectivo cuenta con el respaldo del Ayuntamiento, que ya está redactando una norma que sería pionera en la comarca, aunque aún no se ha determinado de qué forma se pondrá coto a la recogida de setas. Ayer se pudo ver esa implicación en la ponencia que ofreció Mercedes Molina, en la que estuvieron presentes representantes del Gobierno regional, municipales y de diferentes colectivos relacionados con el ámbito de la micología.

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