Cangas del Narcea se ha convertido en un paraíso para los celiacos. El número de personas diagnosticadas con esta enfermedad, que se basa en la intolerancia a los productos que contienen gluten, tanto en el municipio como en los concejos limítrofes correspondientes al área sanitaria II, llega al tres por ciento de la población, triplicando la media nacional del uno por ciento.

Esta situación ha hecho proliferar en Cangas del Narcea comercios especializados en la venta de productos adaptados a los celiacos y que los restaurantes también reserven en sus cartas un apartado para ellos, lo que ha hecho que los celiacos se sientan comprendidos e integrados. "Ya no tenemos problemas, la gente está concienciada y colaboran mucho, así que puedes salir tranquilamente y comer un cachopo, croquetas, calamares y hasta postres", explica Carmen Azcárate.

Hace unos años, la situación era muy distinta. Apenas se encontraban productos y a la hora de hacer las comidas, restaurantes e incluso amigos y familiares no tenían en cuenta la contaminación cruzada de gluten al compartir cubiertos, vajilla o, simplemente, al salpicar la comida con migas de pan. "Ahora se mejoró mucho y se tiene más cuidado, están concienciados con la enfermedad", apunta Carmen Flórez.

La celiaquía tiene la característica de poder manifestarse de innumerables formas e incluso pasar desapercibida durante años. En el caso de Carmen Azcárate, el diagnóstico llegó 20 años después de comenzar a encontrarse mal día tras día sin explicación. Problemas digestivos se sumaban a fuertes lumbagos y dolores de articulaciones, que persistieron hasta iniciar la dieta sin gluten.

A Fefi Menéndez la enfermedad se le manifestaba en forma de problemas en la piel muy similares a la soriasis. Fuertes dolores de estómago y de cabeza sentía Irene Braña, y un malestar general era el que tenía Montse García, que no descubrió que era celiaca hasta el nacimiento de su tercera hija, que con sólo 15 días sufría unos fuertes cólicos. Su diagnóstico sirvió para que toda la familia se hiciese las pruebas y descubriese que todos eran celiacos. En Carmen Flórez la dolencia se tradujo en infertilidad y problemas de tiroides que logró controlar por medio de la dieta.

Después de hacer visible su enfermedad, lo que reclaman los celiacos es que la Administración busque una fórmula para ayudarles a financiar la comida. "No generamos gasto farmacéutico al Estado, pero nuestras cestas de la compra triplican el precio de las que llevan gluten", subrayan.