La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

"Estoy muy orgullosa de mi trabajo", afirma la "Ganadera joven del año", de Villayón

Lorena Fernández, que regenta una explotación con 72 reses, sostiene que el sector lácteo atraviesa su peor crisis

El campo asturiano es un terreno para valientes con ilusión, tesón y capacidad de trabajo. Mucho de cada uno de estos ingredientes, además de una gran dosis de optimismo, se puede encontrar en Lorena Fernández, ganadera a mucha honra, que ha encontrado en esta profesión un modo de vida ideal para disfrutar del medio natural y de su familia. En Villartorey, un pueblo de apenas una treintena de vecinos de Villayón, ha logrado liderar una explotación puntera que crece día a día.

Su trayectoria le ha servido para hacerse con el premio de "Mejor ganadera joven" de la región en la pasada feria de la Ascensión de Oviedo. "Me gusta mi trabajo", asegura Fernández, que reconoce que el sector vive "la crisis más profunda de su historia".

Lorena Fernández tenía pensado estudiar Magisterio en Oviedo, un plan que se frustró cuando falleció su madre. Para estar cerca de la familia, se decantó por formarse en Navia, y poco a poco fue tomando las riendas de la ganadería familiar. Casi sin darse cuenta, estaba metida de lleno en esta forma de vida. "En el año 2006 mi padre me pasó la titularidad de la explotación, y fue en 2013 cuando tomamos la decisión de crear una sociedad, junto con mi hermana Carmen María, y construir una nueva nave", explica Fernández, en el pequeño despacho que preside la estabulación. Allí, en un lugar de privilegio, luce el premio recogido en Oviedo y a su lado, enmarcada, la fotografía, junto con sus hijos Carolina y Germán, que publicó LA NUEVA ESPAÑA.

El nuevo edificio ha supuesto un espaldarazo a su trayectoria. Tiene capacidad para 48 animales, de los 72 de la explotación, y ofrece "más comodidad", tanto para las vacas como para quien las cuida. La actividad comienza a las seis y media de la mañana, todos los días, y a las ocho "ya están todas ordeñadas".

Después, la ganadera prepara a los pequeños de la casa para ir al cole, y vuelve al tajo: "Toca despachar al ganado, con lo que hay trabajo para toda la mañana". La labor se endurece en épocas como ésta, la del ensilaje, donde no se para un minuto y se trabaja de sol a sol.

Pocas personas hay tan contentas como Lorena con su profesión. "Soy ganadera profesional y cualificada, me gusta mi trabajo, los animales y el contacto diario con la naturaleza. Me permite disfrutar de mis hijos, de mi familia, y llevarlos al autobús o darles de merendar, algo que en condiciones normales y con otro tipo de trabajo no podría hacer", explica.

En este mismo sentido, señala que "criar a mis nenos es fundamental", y que el entorno, en contacto directo con la naturaleza es ideal para su desarrollo.

Lo que preocupa a esta profesional del campo es el estado del sector lácteo, sobre todo los bajos precios que se han dado tras la eliminación de las cuotas. "El sector pasa por lo que considero la peor crisis de su historia. La desaparición de las cuotas propicia un aumento de producción en Europa, lo que ha llegado con un descenso del consumo", señala. Apenas queda margen de beneficio para el ganadero, añade.

La solución, dice Fernández, "no es sencilla, pero pasa por poner en marcha la cadena de valor, marcando los precios desde la base, que es el ganadero, luego la industria y después el mercado". Ello supondría dar con un beneficio "que permita vivir a todos dignamente. Esperemos que esto dé un cambio, y que los políticos pongan de su parte", confía. Critica, por último, que las ayudas para la incorporación de gente joven al sector se hayan recortado.

Ser joven, y mujer, no ha supuesto ninguna traba para esta vecina de Villayón. "Siempre me sentí muy valorada y respetada por el resto de compañeros", asegura. Además, considera que "se trata de una profesión que la pueden llevar a cabo tanto un hombre como una mujer, porque los trabajos se hacen casi todos con maquinaria, que nosotras sabemos manejar tan bien como ellos", apunta. El premio, subraya esta ganadera, "es un gran orgullo, al sentir reconocido el esfuerzo que tiene ser joven, mujer y engancharte a esta profesión tan sujeta". Se lo dedica a sus hijos, "mis tesoros", y a su padre, Miguel, "que es el motor de la ganadería, y al que debo todo lo que soy".

Con respecto al futuro, dice que ve algunos nubarrones en el horizonte, aunque en Villartorey lo afronta "con ilusión y con optimismo".

Compartir el artículo

stats